Política

Lejos de Dios y cerca…

Esta famosa expresión atribuida a Porfirio Díaz para simbolizar la compleja y complicada relación histórica de México con Estados Unidos, vuelve a ser útil para describir el momento por el que circunstancialmente atraviesa la situación política interna de los Estados Unidos que coloca a nuestro país en el rincón de sus controversias, ya sea con el pretexto del tema meramente comercial, el de migración de nación de paso, el del narcotráfico o el de nuestra inseguridad.

Los problemas del presidente Donald Trump le orillan, por su creciente inestabilidad, que se vislumbra hasta su posible destitución, a lanzar golpes sin medir consecuencias. Se defiende internamente atacando al exterior. Hoy China, mañana México, y así según las circunstancias, con lo que ha logrado que el índice de su aprobación se mantenga casi igual en los meses recientes. No le importa que afecte a una nación como la nuestra, con una economía asimétrica y vulnerable a los vaivenes de sus mensajes de twitter.

Es tan sensible el entorno del presidente Trump, que cada vez que sus asesores le observan riesgos electorales, endurece sus acusaciones contra los fantasmas que favorecen a sus seguidores. Ha llamado a los mexicanos asesinos, violadores, criminales, y desde su campaña viene con la cantaleta del famoso “muro” por el que habríamos de pagar.

En medio de esta situación, se observa la dificultad de ratificación del nuevo Tratado de libre comercio con Canadá y México, T-MEC, por el Congreso de los Estados Unidos, que parece tan explosivo que podría hasta posponerse. Mientras en Canadá y México, todo parece que seguirá el curso de la ratificación, según se ve en las agendas legislativas de ambos países. Con consecuencias de pronóstico reservado.

Se ha dicho hasta el cansancio que no podemos cambiar de vecino, es nuestra realidad, terca y obcecada, pero debemos voltear hacia otras naciones, la Comunidad Económica Europea, China, Japón, con la Alianza para el Pacífico, la APEC y el resto de América Latina. Debemos hacer realidad las posibilidades de nuestra mejor convivencia internacional, tanto desde el punto de vista político, como del económico.

Estados Unidos siempre será nuestro colindante, por ello, una relación respetuosa, pero no dependiente, ni subordinada y menos vulnerable, como hasta ahora sucede, y amigable, hasta donde sea posible.

En la reinvención de nuestra Política Exterior, debe prevalecer la dignidad, nuestra soberanía y los supremos intereses nacionales.

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Mauricio Valdés
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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