Estamos padeciendo los primeros impactos de la sequía, principalmente en el suministro de agua potable a hogares de los municipios del Valle de México. La sequía avanza cada segundo, y se ignoran las medidas gubernamentales para enfrentarla con resultados eficaces de la investigación científica, la conciencia social y planes de acción inmediata.
Sin catastrofismo, el agua es un recurso escaso en todo el mundo. Sabemos que es una necesidad imperiosa, de esas que se manifiestan desesperadamente en algunos plantones y marchas, pero no en la búsqueda de soluciones científicas, ni medidas gubernamentales oportunas y suficientes, principalmente frente a esta amenaza en un país semidesértico. Y las más inmediatas y sencillas enseñanzas por todos los medios posibles para alentar la conciencia social de “ahorrar agua en casa” y suprimir la pérdida en las redes públicas. Por cierto, nuestra ignorancia es tal, que no recuerdo alguna marcha o plantón para defender nuestros bosques, generadores de agua, que se incendian frecuentemente.
La sequía es uno de los antónimos de la vida. Podíamos alertar, como si se tratara de un sismo: el Valle de México se seca. La aridez crece, no solo porque no llueve y cuando llueve es menor y se desperdicia, lo que empeora con la onda de calor, efecto del cambio climático. Sin agua no hay vida. Y lo peor, no es un fenómeno nuevo, pero no hacen caso, ni a los acuerdos internacionales, como lo ha señalado el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, encargado de evaluar avances científicos para atender este fenómeno.
En el Estado de México, el Colegio de Posgraduados de Texcoco ha realizado significativos avances científicos al respecto, para encontrar soluciones adaptadas a nuestra realidad, lamentablemente abandonadas, y debo destacar la gestión del agua en nuestro país es gubernamental. De ahí su enorme responsabilidad para ampliar y hacer accesible la tecnología para la reutilización de aguas residuales que puede ser fuente de aprovechamiento del agua. Estas serían, entre otras, herramientas para la planificación hídrica. Todo ello tan importante o más que la tradicional rendición de cuentas financieras y de proyectos, porque con eso lamentablemente no se resuelve el tema de la sequía. Impulsar la innovación es indispensable, como asignatura para el gobierno estatal que elegiremos el domingo 4 de junio próximo.
En la Reforma Constitucional que revisa la actual LXI Legislatura del Estado de México, se propone un Título dedicado al “Medio ambiente, biodiversidad y patrimonio natural” y específicamente en el Capítulo III “Del agua y el suelo”, para enfrentar a la sequía y evitar una catástrofe de magnitud impredecible. Cuando se apruebe, derivará en un nuevo marco jurídico en esta función pública concurrente entre la Federación, el Estado y los Municipios para diseñar la Política Hídrica y la reglamentación adecuada para contrarrestar los efectos de la sequía.
Mauricio Valdés