Ignoro a quién más les pareció extraño, por arbitrario, ni explicación y menos justificación el cierre del ciclo escolar 2019-2020 el viernes pasado, cuando el calendario escolar autorizado al inicio del ciclo señalaba hasta el 6 de julio. En el centro de esta medida quedaron afectados los escolares de los niveles básicos de enseñanza que ya habían logrado aprovechar esta nueva forma de aprendizaje. Un remedio urgente fue que decidieron continuar con la etapa del Verano divertido.
Ni las autoridades escolares, ni las escuelas, estudiantes, profesores, padres de familia y tampoco el país estuvieron inicialmente preparados para 2 o 4 meses de clases en línea, porque a la autoridad se les olvidó promover con oportunidad y suficiencia las habilidades digitales aplicadas a la educación.
La contingencia sanitaria nos tomó por sorpresa a todos. Desde el 23 de marzo cuando el gobierno declaró el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, 25 millones de escolares de la educación básica dejaron de asistir a las escuelas y trataron de continuar sus clases en casa.
La SEP instaló el programa llamado “Aprende en casa por TV y en línea”. Desde sus inicios reconoció que millones de alumnos carecen de acceso a Internet, por lo que impulsó la transmisión de contenidos escolares por TV. El 92% de los hogares dispone al menos de un televisor y apenas el 44% tiene una computadora. La señal de TV alcanza casi a todo el país, la de Internet apenas al 56% de los hogares, en tanto otros sitios antes disponibles como cafés, bibliotecas públicas y escuelas, estaban cerrados.
Los problemas del aprendizaje en casa son muchos y de diversa naturaleza. Claro que la TV pudo haber resuelto varios de ellos, aún careciendo de comunicación con sus profesores, para explicaciones y revisiones conforme demanda el avance de sus programas de estudio. Algunos lograron superar deficiencias con el uso del celular que se volvió una necesidad, sin que las compañías ofrecieran alguna tarifa baja o gratuita para el aprovechamiento educativo. Otras limitaciones como la falta de espacio para el estudio en casa, el desgaste familiar por una nueva actividad en el hogar, lamentablemente continuarán sin solución. _
Esperemos que autoridades, profesores y alumnos impulsen las habilidades digitales fundamentales y su aprovechamiento permanente en todos los niveles escolares, así como realizar esfuerzos para superar la brecha del uso de las tecnologías de la información y la comunicación, en situación crítica evidente.
La escuela demostró nuevamente ser el espacio ideal para la enseñanza y el aprendizaje, por el contacto con profesores, socialización de escolares y el complemento indispensable en la vida familiar.