Política

Cambiar o morir

En México, y en el mundo, la política no se genera en un vacío. Ésta es producto de la idiosincrasia y cultura de un pueblo determinado. Es el resultado de la esencia social y de convivencia de nuestra especie, así como necesaria para generar una vida en sociedad. La política de cada país del mundo tiene rasgos únicos que la distingue de los demás. México no es la excepción.

Muchos estamos convencidos, al igual que nuestro presidente López Obrador, que para entender el presente es indispensable comprender el pasado, así como la naturaleza humana. Las cosas que estamos viviendo actualmente no llegaron por casualidad, sino por causalidad. Son producto de la condición humana, y las acciones o inacciones del pasado que determinaron el presente.

La historia de la humanidad tiene un común denominador, la violencia. Existen más de 17 mil 649 guerras registradas. Por miles de años la condición humana de egoísmo e interés personal provocaron, y siguen provocando, guerras y conflictos. Pareciera que está arraigado en nuestro ADN una inclinación por el conflicto.

Durante el siglo XX observamos las dos guerras más sangrientas de la historia de la humanidad. Solamente existió un lapso de 20 años entre una guerra y la otra, y entre ambas se calcula que hubo más de 100 millones de muertos. No tengan la menor duda que a no ser, paradójicamente, por la creación de la bomba atómica, ya hubiera habido muchas más guerras mundiales.

El riesgo evidente de la autodestrucción mutua provocó que se evitara otra guerra mundial a gran escala. No obstante, el riesgo de la autodestrucción de nuestra especie sigue muy vigente. Un análisis que elaboré de prospectiva a 50 años muestra un escenario tendencial sumamente negro. Si no cambiamos nuestros patrones como especie estamos condenados a la extinción.

Más allá de los temas políticos que están en la agenda, existen tendencias mundiales en dos ámbitos que ya han levantado las alertas de la comunidad de seguridad nacional en muchos países. Estos son el calentamiento global y la inteligencia artificial.

Ambos representan antagonismos que son producto de la ambición humana y que de no revertir la tendencia actual nos van a llevar a la hecatombe. Necesitamos cambiar nuestros patrones mentales y colectivos donde buscamos el crecimiento económico a costa de lo que sea. No podemos seguir golpeando a nuestro planeta con tal de aumentar el PIB (global y nacional). Ni podemos seguir potencializando la inteligencia artificial sin restricciones ni conciencia de los múltiples riesgos que ésta representa.

El reloj del apocalipsis (doomsday clock) marca que estamos muy cerca de la medianoche, lo cómodo es voltear al otro lado, lo valiente es ver de frente la cloaca y hacer algo al respecto.


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Mauricio Cantú
  • Mauricio Cantú
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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