
Si escribir poesía era sinónimo de transgresión, lo fue por partida doble para las mujeres nacidas en la India. Como lo marcaba la tradición, existían una serie de roles impuestos de los que difícilmente podían librarse. Primero eran hijas que debían ayudar y servir en la casa de sus padres, luego se casaban e iban a hacer lo mismo a la casa de su suegra; si quedaban viudas era peor, parecía como si su vida también hubiera terminado. A esas imposiciones habría que sumar la falta de oportunidad para tener una preparación académica, igual a la de los hombres. Toda esta serie de injusticias las confinaba en un lugar más cercano a la frustración y al olvido.
Uno de los títulos más interesantes que ha publicado ERA es La locura divina, se trata de una recopilación de Elsa Cross sobre poetas místicas de la India, cuyas vidas transcurrieron entre los siglos VI y XVII. A partir de una lectura atenta y de su amplio conocimiento en la poesía mística hindú, Cross ha emprendido estudios filosóficos y literarios.
La antologadora se pregunta cómo fue posible que estas mujeres hicieran tan buena poesía, siendo que tuvieron poca instrucción y una vida rodeada de hostilidades. Por su interés en la poesía mística y luego por su capacidad de escribir en condiciones desfavorables, las compara con Sor Juana Inés de la Cruz. Y, a la vez, marca una diferencia: “En ellas, la poesía no era una búsqueda sino más bien una especie de efecto secundario, un epifenómeno, una consecuencia de sus estados interiores, de su experiencia mística. A veces su poesía es una declaración de amor o toma la forma de un desahogo; otra, la de un intento de explicación para sí mismas de aquello que les sucede. En ocasiones tiene también una intención de participar a los demás de esa experiencia o una sabiduría derivada de ella”.
Una herramienta en común para estas poetas fue la introspección. En su búsqueda por encontrar una forma de acercarse a lo sagrado, a su lado espiritual, terminaron hallando eso que tanto anhelaban dentro de ellas mismas. “La devoción es como andar descalza por el filo de una navaja”, expresa Mirabai, una de las poetas más traducidas, citada por Cross.
Antal, Akka Mahadevi, Karaikkal Ammaiyar, Muktabai, Janabai, Lalléshvari, Mirabai y Bahinabai son las poetas que figuran en esta antología de mujeres notables y valientes, “que de una u otra manera desafiaron todos los órdenes establecidos, […] para poder perseguir su camino espiritual”. La traducción de los poemas corre a cargo de Elsa Cross, así como un retrato literario de cada una de ellas y un glosario de términos para darle más claridad al contexto poético. Un mosaico con visos de la emancipación femenina poco frecuente en aquella época.
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