El hambre es un arma que ocupa pocos titulares. Si algunos países conocemos la precariedad en comunidades donde lo mínimo es ausencia; ignoramos la hambruna. El hambre a gran escala no admite relativización, no es escasez ni miseria. Es la nada en boca de niños que no crecen. Las miradas se vacían en los campos de refugio al norte de Siria. Si el hambre importara, sabríamos cómo se hunde la piel alrededor de los ojos en quien no come.
En la región de Idlib, más de cuatro millones de personas dependen de la ayuda que atraviesa el cruce fronterizo con Turquía de Bab al-Hawa. La mitad, desplazados por la guerra.
Bab al-Hawa es el único cruce de asistencia abierto, tras el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad que eliminó Bab al-Salaam y al-Yarubiya en 2020. Bab al-Hawa estuvo cerrado el domingo. El mecanismo que permite el tránsito de ayuda había vencido. Un nuevo veto de Rusia a renovarlo refrendó su insistencia por conducir toda la ayuda humanitaria fuera de canales internacionales. Moscú cobra Ucrania en otros lados.
En un tercer intento, Moscú aceptó extender por seis meses la vigencia del acuerdo contra el compromiso de entregar a Damasco, en enero próximo, todo el apoyo para su distribución. Será invierno. La producción local de trigo se redujo a una cuarta parte. Sequía y destrucción de infraestructura.
Darle el control de alimentos y medicinas a una dictadura es garantizar la utilización del hambre y de la salud como instrumentos de guerra en zonas de resistencia.
El respiro dura un instante, los cruces humanitarios no son solución a largo plazo. No hay políticas internacionales destinadas a reducir la peor crisis humanitaria en los más de 11 años de guerra. Rusia, Irán y Turquía se reunirán en unos días para lo que aún llaman el proceso de paz de Astana, por la ciudad de las primeras pláticas. Qué paz es posible cuando 90 por ciento de la población necesita ayuda para sobrevivir y 60 por ciento sufre inseguridad alimentaria. La cifra se duplicó desde 2019.
Los decomisos de captagón, la droga producida cerca de la base militar de Latakia, han alcanzado los 3.4 billones de dólares. Por Bab al-Hawa llegan cada seis meses insumos médicos que alcanzan para unas semanas.
@_Maruan