Ciencia y Salud

Virus, promesas y cáncer

  • La ciencia por gusto
  • Virus, promesas y cáncer
  • Martín Bonfil Olivera

Hace unos días se publicó en muchos medios de comunicación una interesante noticia: un grupo de científicos españoles construyeron y demostraron en principio la eficacia de una nueva estrategia que usa virus para combatir tumores cancerosos.

El trabajo, publicado en la revista Nature communications, explica cómo los investigadores construyeron un adenovirus que es capaz, al menos en células en cultivo y ratones, de atacar específicamente células cancerosas sin dañar las sanas.

El problema de la especificidad es uno de los principales retos en la lucha contra el cáncer. Cuando se combate una infección bacteriana, basta con tomar un antibiótico que mata a las bacterias, pero que no daña a las células humanas. En cambio, cuando tomamos medicamentos que combaten células más parecidas a las humanas, como por ejemplo las amibas, solemos resentir más directamente sus efectos en nuestro cuerpo.

El caso extremo es, por supuesto, el cáncer: el enemigo a vencer son nuestras propias células, que se han salido de control. A lo largo de la historia de la medicina los tratamientos contra el cáncer han ido mejorando. Durante siglos la única opción fue la cirugía. En el siglo XX surgieron las quimioterapias y la radioterapia. Con los modernos avances en manipulación genética, hoy se busca desarrollar tratamientos más específicos. Uno de los enfoques más prometedores es crear virus que infecten y maten a las células cancerosas, pero no a las sanas. El problema es ¿cómo evitar que infecte todos los tejidos?

El grupo de investigadores españoles utilizó un reciente descubrimiento sobre la genética del cáncer. Hace poco se halló que las células cancerosas suelen tener una cantidad menor de una proteína llamada CPEB1 que las células normales, mientras que otra proteína, la CPEB4, se halla en exceso.

Los investigadores aprovecharon este hecho para diseñar un virus que infecta y se reproduce en células con nivel alto de CPEB4 y bajo de CPEB1, destruyéndolas. Pero en células normales, con bajo CPEB4 y alto CPEB1, ese mismo virus ve inhibida su reproducción y no causa daño. Las pruebas se hicieron en células en cultivo y en ratones de laboratorio con cáncer de páncreas. Los resultados son alentadores y ofrecen un enfoque novedoso para diseñar lo que, quizá, podría convertirse en una “bala mágica” contra ciertos tipos de cáncer. Aunque, por el momento, se trata solo de un primer paso… como hay tantos.

La ciencia es una empresa global y colectiva, que avanza en múltiples direcciones a la vez de manera azarosa, explorando todas las vías prometedoras, con la esperanza de hallar algunas rutas que lleven a resultados exitosos. Aunque a los políticos de mentalidad empresarial le cueste entenderlo, la ciencia no se puede programar o dirigir: hay que apoyar mucha investigación científica, gran parte de la cual puede resultar infructuosa, para poder cosechar, de vez en cuando, uno o dos descubrimientos realmente revolucionarios que pueden cambiar la vida de las sociedades. No hay otra manera de hacerlo. La ciencia solo florece con libertad y recursos suficientes. Algo que convendría recordar en tiempos de demagogia y crisis económicas.

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Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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