En la explanada de la Ex Hacienda el Copal, llaman la atención los banderines de colores que los lugareños han colocado en vísperas de la celebración de la Virgen de la Soledad, patrona de Irapuato. En los alrededores no hay basura, el césped recién cortado.
No puedo evitar fijar mi atención al pie de aquel árbol, casi a la altura de la llamada pila del agua, donde abrevaba el ganado en los tiempos de la Revolución. La faena comunitaria no fue suficiente para remover los vidrios de las veladoras que fueron reventadas por las llamas antes de consumir su cera en el lugar donde falleció Ángel Yael, estudiante de la División de Ciencias de la Vida (Diciva) de la Universidad de Guanajuato (UG).
Como un acto reflejo, miro la fecha en mi teléfono: sábado 27 de abril. Hace dos años una bala proveniente del arma de cargo de un elemento de la Guardia Nacional acabó con la vida de este joven estudiante de la manera más absurda e indignante.
Este año no hubo conmemoración oficial, ningún premio con su nombre. Tampoco una marcha, ni una protesta, ni un cartel. ¿Será cierto que el tiempo trae inevitablemente consigo el olvido?
Mi primer pensamiento es detenerme en la siguiente tienda para comprar una vela, y devolverme a encenderla. Más tarde me digo: ¿qué mejor memorial para Ángel Yael que recordar la amarga enseñanza que nos deja?
Entonces concluyo: que la Guardia Nacional debe ser un cuerpo civil. Crear condiciones para retornar las fuerzas armadas a los cuarteles y recuperar la paz. Impedir que el caso de Ángel Yael se acumule en la estadística de más de una docena de homicidios similares, y más de mil violaciones a los derechos humanos documentadas.
Que la capacitación sobre el uso de la fuerza sea eficaz para prevenir que se repitan crímenes irreparables; exigir que la Guardia Nacional cumpla con la normatividad que exige el registro audiovisual de sus operativos, para disuadir la violación de los derechos humanos, en particular en la zona universitaria.
Es lo menos que se puede pedir.
* Periodista de investigación.
Ex servidor público de carrera
