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Yoga y equinoccio de primavera

La primavera no tiene medias tintas y por eso todas las culturas en el planeta la reconocen como lo que es: el tiempo del renacimiento de la luz y la vida, y una ola energética en la que es posible montarnos aprovechando su fuerza e impulso de renovación y fertilidad.

Como explica la medicina Ayurveda, el fin del invierno y el inicio de la primavera pueden definirse como una combinación de tierra y agua y sus características pasan por lo frío, lo pesado y lo húmedo; así que éste es un buen momento para estimular y desintoxicar, aumentar el prana o energía vital e incrementar el fuego interno.

Lo cierto es que el yoga tiene para todo y además de la conocida práctica de los 108 saludos al sol que normalmente se hace cada cambio de ciclo, existen muchas asanas que, específicamente, ayudan a desintoxicar y equilibrar el cuerpo y la mente, dando espacio al cambio y lo nuevo que esté por venir.

De acuerdo con Frances Murchison, autora del libro Heal your whole body, “las asanas de yoga fortalecen, desintoxican y ponen en balance al organismo. Estas posturas estimulan el anillo órgano interno conformado por hígado, páncreas, bazo y riñones”.

Así que, de entrada, la familia de las posturas de torsión puede resultar excelente para este propósito en tanto que al liberar la presión generada durante su práctica, el flujo de sangre que se interrumpió vuelve a entrar con fuerza limpiando órganos, glándulas y músculos.

Garudasana o el Águila, además de fortalecer los tobillos y gemelos, trabaja los muslos, caderas, hombros y la parte superior de la espalda. Si se presionan bien los muslos entre sí, se promueve una mejor circulación en las piernas, lo que favorece el sistema linfático.

Marichyasana o la postura del sabio Marichi estimula la digestión y la eliminación de impurezas del cuerpo. La presión que se ejerce en cierta forma “exprime” los órganos internos, se estimulan las funciones de los riñones y el hígado. Al liberar la torsión, un flujo de sangre nueva vuelve a recorrer estos órganos.

Pero no solo las torsiones pueden ayudar a la eliminación de toxinas, posturas como Urdhva Hastasana o la Palmera abre el torso, cuello, pecho y hombros estimulando el hígado y acelerando la digestión. Las posiciones invertidas, por su parte, drenan el fluido linfático acumulado en las piernas y la región superior del cuerpo, por eso Sarvangasana o la Vela, es una gran postura para hacer al final de una práctica de yoga, ya que las toxinas liberadas durante la sesión se envían hacia el corazón para que se oxigenen y se limpien.

(Con información de deustosalud.com, salud180.com y aboutespanol.com)

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Marién Estrada
  • Marién Estrada
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  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Notivox Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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