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Un cuerpo quieto genera una mente concentrada

Yoga

Aunque conseguir armar algunas asanas es, por decir, lo menos arduo, cuando la posición se vuelve estable, serena y cómoda estamos logrando el objetivo real de las posturas de yoga: La quietud del cuerpo. ¿Pero qué hace tan importante que el cuerpo se aquiete?

Podemos iniciar citando al sabio Patanjali, quien dedica tres aforismos a las asanas definiéndolas como aquello que “es estable y cómodo”, para luego decir que esto se logra “mediante la relajación del esfuerzo y la concentración en lo infinito”.

Como explica la maestra e investigadora Leda Pilello en su artículo “El Ásana, su importancia en el camino de realización del hombre”, lo anterior significa “que para que realmente se produzca lo que podría llamarse ‘el estado de âsana’ el practicante debe permanecer firme, cómodo y relajado, pero sobre todo debe lograr que su mente no se disperse, que esté alejada incluso de la postura misma, en un estado de concentración”.

En el Bhagavad Gîta encontramos la misma idea: “Una vez preparado el asiento, en total reposo ha de practicar el yoga, para la purificación de su alma, uniendo su mente con la fuerza vital que habita en su cuerpo hasta poner su mente en paz. En este silencio el alma se encuentra en presencia del Uno.”

Y es que cualquier movimiento que realice el cuerpo, “aun el parpadeo, produce un movimiento en la mente, y por consiguiente la desconcentra”.

La postura yóguica, continúa Pilello, es un modo de estar que conduce a un modo de ser. Y esto lo vemos ya desde su etimología, âsana significa estar sentado, pero también: estar, encontrarse en, existir: “(Mircea) Eliade habla de un ‘abolir la modalidad humana de existencia’, entendiendo que ésta es móvil, agitada, arrítmica, y que lo que se busca es todo lo contrario, una posición del cuerpo inmóvil, hierática, arquetípica, en la que el yogui sobrepasa mentalmente la modalidad profana del ser, se vuelve autónomo con respecto a las influencias externas, los sentidos no lo proyectan hacia afuera, está ‘concentrado’, ‘unificado’. El yogui vuelve en si, toma posesión de sí mismo”.

Casi cualquier posición es buena para entrar en ese estado, como dice el maestro Sri Dharma Mittra: “Cuando te sientas cómodo en la postura, puedes cerrar los ojos y concentrarte en el punto del tercer ojo. Y entonces la postura se vuelve mejor que la meditación”.

Marién Estrada

 marien@caminoamarillo.net

@marien_caminoa7

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Marién Estrada
  • Marién Estrada
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  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Notivox Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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