
De unos meses a la fecha, cada vez es más común escuchar sobre diagnósticos de enfermedades autoinmunes de origen “desconocido”.
Un trastorno autoinmunitario ocurre cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca y destruye tejido corporal sano por error. Hay más de 80 tipos de enfermedades autoinmunes, entre las que se encuentran artritis, esclerosis múltiple, vitiligo, psoriasis, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes tipo 1 o lupus.
Y aunque los desórdenes autoinmunes han existido desde siempre, su incidencia ha aumentado desde la aparición y propagación del virus del covid-19. Poco a poco se empezó a reconocer que la mayor amenaza para un gran número de los pacientes no era el virus en sí, sino la propia respuesta del organismo.
Como explica el portal del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), mientras se espera que las vacunas detengan la propagación del covid-19, otra crisis de salud pública está tomando relevancia: la misteriosa condición crónica denominada “covid prolongado”, que afecta al parecer, al 10 por ciento de los pacientes que padecieron la enfermedad. Las causas del covid de larga duración siguen siendo desconocidas, pero la autoinmunidad encabeza la lista de posibles culpables.
Lo cierto es que aunque hay un largo camino por recorrer en este todavía incierto territorio de los trastornos post covid, las terapias complementarias pueden resultar de gran ayuda en el manejo del estrés, el dolor, el sueño y la fatiga.
En específico el Yoga, de acuerdo a la página especializada en salud, cuerpomente.com, ha mostrado beneficios como cambios en la frecuencia cardiaca, la presión sanguínea, la respuesta eléctrica de la piel, la frecuencia respiratoria, la glucosa sanguínea, el tiempo de retención respiratoria, las reacciones visuales y auditivas, y en la presión intraocular.
“Estos efectos positivos pueden deberse a la estimulación de receptores de presión bajo la piel, efecto similar al masaje, lo que produciría un estímulo del nervio vago, (parte del sistema nervioso parasimpático que ayuda a cambiar el modo corporal para el descanso, la relajación, la recuperación, la regulación de la frecuencia cardíaca y la respiración), y un descenso del cortisol, la llamada hormona del estrés”.