
Cuando el frío arrecia no solo hay cambios externos en el entorno, sino a nivel interno en el organismo. De entrada, la circulación sanguínea desciende y con ello el metabolismo y la temperatura corporal. Por esta razón, músculos y articulaciones se entumecen con lo que el movimiento se dificulta.
A nivel fisiológico, el cuerpo humano tiene varios mecanismos para mantener la temperatura interna: El hipotálamo es el encargado de conservar el calor en el cuerpo, manteniendo el suministro de sangre a las extremidades. El corazón entonces tiene que trabajar más para conservar la temperatura y empujar la sangre a través de vasos sanguíneos constreñidos, a fin de concentrar la sangre y calentar la zona central del cuerpo donde se encuentran los órganos vitales.
Es por eso que una práctica matutina de yoga es excelente para recuperar la temperatura interna, evitar la rigidez muscular y activar la energía para todo el resto del día, lo que incidirá en evitar la baja en el estado de ánimo, típica de esta época, al activarse la producción de serotonina, la hormona de la felicidad. Pero además “como el yoga fortalece nuestro cuerpo a nivel general, incluido el sistema inmunológico, su práctica ayuda a mantener a raya virus y bacterias”.
Así que hoy te recomendamos practicar cuatro posturas para que te rías del frío invernal:
-Parsvottanasana, la Pirámide. Activa el flujo sanguíneo en los hombros, brazos, garganta, cuello, creando asimismo el efecto del calor en todo el cuerpo.
-Garudasana, la postura del Águila. Favorece la circulación sanguínea; calienta de manera rápida el organismo por el entrelazamiento de brazos y piernas y la concentración de sangre que esto conlleva.
-Chaturanga Dandasana, la Plancha. Estimula el trabajo de las vías respiratorias superiores y de la musculatura de todo el cuerpo, fortaleciendo y mejorando la circulación.
-Balasana, la postura del Niño. Además de generar calor en órganos internos, ayuda a calmar el cuerpo y la mente cuando están bajo estrés. Se ha comprobado que la práctica de yoga actúa de manera similar a los fármacos, ya que reduce significativamente los niveles de cortisol y adrenalina, las hormonas del estrés, y potencia la producción de serotonina, cuya producción disminuye con la falta de luz solar, aumentando la posibilidad de sufrir depresión.