
Ilustración: Moisés Butze
Siendo una asana de inclinación o flexión lateral, la llamada postura de la Puerta se traduce del sánscrito como cerrojo, barrera, portal. En esta posición, el cuerpo simula una puerta que se cierra, lo cual implica mucha de la conciencia que conlleva.
A nivel físico, las asanas de lateralización permiten flexibilizar la columna por alargamiento del tronco hacia los costados y la cadera, manteniendo sana la pelvis. A menudo la musculatura lateral se rigidiza y acumula tensiones de las que no somos conscientes; la posición promueve la circulación y la relajación.
Parighasana trabaja “muy concretamente en el estiramiento del músculo cuadrado lumbar, que se encuentra en los costados de las vértebras lumbares. Este músculo suele estar comprimido por permanecer sentados mucho tiempo al trabajar o estudiar. La compresión de este músculo produce mucho dolor, que a veces confundimos con ciática o hernia lumbar”.
Por si fuera poco, la principal virtud de este tipo de posturas, es la mejora de la capacidad toráxica y respiratoria, fortaleciendo los músculos del tronco, “sobre todo las fascias laterales, que no suelen ser trabajadas en nuestra vida cotidiana y que tienen gran importancia en la respiración”.
A nivel espiritual o de conciencia, como explica el libro Origen de los Asanas, de Pedro López e Isabel Hernández, “una puerta es un claro símbolo de apertura o de cierre y esto la convierte en un símbolo de aquello que nos permite salir de una situación y entrar en otra nueva. La puerta es un símbolo de cambio”.
De acuerdo al portal laisladelyoga.com, esta asana de apertura lateral, abre y equilibra “nuestras energías masculina y femenina, activándonos energéticamente, y desarrolla en nosotros el concepto de ecuanimidad, poniendo en marcha nuestra iniciativa y decisión para la práctica; comenzar algo es abrir una puerta hacia un nuevo desarrollo”.
Para armar la postura, arrodíllate sobre el mat y estira la pierna derecha hacia un lado. El brazo derecho descansa sobre esta misma pierna o el tobillo mientras que el brazo izquierdo se levanta y el torso se inclina abriendo el pecho y dirigiéndolo hacia arriba. Mantén la mirada en el cielo. Repite del lado contrario. Cerrar la puerta con una inclinación profunda, te estará abriendo a nuevas posibilidades en tu práctica y en la vida.
Marién Estrada
@marien_caminoa7