En diferentes años del siglo XVII, tres sacerdotes visitaron la región lagunera y dejaron testimonio escrito de su viaje.
Sus registros nos ayudan a comprender como era la región y sus habitantes.
Se escogieron los pasajes que hablan de los modos de vida cotidiana que se refieren a la producción de alimentos. (María Isabel Saldaña, Francisco Durán y Martínez. Recuerdos y Sabores de la Comarca Lagunera, Patrimonio Coahuilense, Gobierno del Estado de Coahuila, Organización Soriana, Cía. Comercial Cimaco, México, 2014).
En este texto comentaremos sobre el Obispo Alfonso de la Mota y Escobar para en subsecuentes artículos hablar de los otros dos cronistas. (De la Mota y Escobar, Descripción geográfica de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo León, México, Editorial Pedro Robredo 1940).
El cronista escribe en 1600 una descripción de Parras y los padres de la Compañía de Jesús: “[…] otra hacienda que llaman las Parras, donde se coge mucha cantidad de trigo y maíz, todo de riego por zanjas sacadas de un río que cerca de ahí nace con muchos ojos y manantiales que hay juntos. …. Púsole el nombre de las Parras por las muchas silvestres que de suyo produce en todo él, mayormente en las riberas del río.
En este valle muy acomodado para viñas, porque allende de las muchas cepas puestas a mano en el que se dan de uvas de castilla cargan mucho fruto y racimo y vienen a madurar con tanta sazón y con tanto dulce y mosto que se hace un vino tan bueno, que se echa muy bien de ver que si se hiciese con la curiosidad y cuidado debido, sería tan bueno como el de España.”
En este mismo texto, importante por sus descripciones en cuanto al mestizaje culinario, también puede verse como los cultivos españoles van a fructificar con éxito en estas tierras laguneras.
De la Mota y Escobar nos habla de los modos de vida que los indígenas seguían, aún después de la llegada de los españoles.
El autor se refiere acerca de los pinos que daban piñones, a las cosechas de maíz, a la crianza de gallinas y a lo que se producía en las huertas, como el pepino, la calabaza, la sandía y el melón que según él era el más dulce de todo este reino.
“Diez leguas más adelante, caminando hacia el poniente esta un pueblo que se llama San Pedro, fundado a la orilla de un río que tiene por nombre de las Nasas que habría más de mil personas de nación Mexues y Ocolas. Susténtase de pescas que hacen en este río”
Un alimento importante para la supervivencia de los indígenas era el mezquite, ya que con él se hacía un pan para todo el año, moliéndolo en morteros y de su fruta se hacían vino cociéndola primero y dejándola acerar, además elaboraban otro pan de las raíces del tule y cazaban conejos, elaborando vestimentas con sus pieles.
De la Mota dice que los indios se alimentaban de la miel de los magueyes “que más parece maná que miel, porque echan estos magueyes unos tallos y en ellos unas flores que a cierto tiempo del año se llenan de rocío del cielo, el cual convierte en una suavísima miel que cocida se viene a cuajar si se guarda, tanto que parece azúcar y es mucha más suave y más sana que la de Castilla.
Tienen también así estos indios como los de las Parras gran multitud de mezcal, que es un penca de maguey cocida; sírveles de mantenimiento esto, aunque estos indios tienes otro género de mezcal, que es mucho más suave que el del maguey, a este llaman noas”.
Hace un tiempo un agricultor productor de vino de Saltillo me decía que las uvas y el melón de la Comarca laguneras eran muy dulces por el sol de la región que hace que la fruta madure y que sea más dulce que en otras regiones.
De la Mota y Escobar nos da una descripción de la vida en el siglo XVII de esta región que nos transporta a ese siglo.