Cultura

Los primeros años. Y esa comida lagunera

La Comarca Lagunera la conforman dos estados: Coahuila y Durango. 

Al estado de Coahuila pertenecen los siguientes municipios: Torreón, Matamoros, San Pedro de las Colonias, Francisco I. Madero y Viesca. 

A Durango: Gómez Palacio, Lerdo, Tlahualilo de Zaragoza, Mapimí, San Pedro del Gallo, San Luis Cordero, Rodeo, Nazas, Cuencamé de Ceniceros, General Simón Bolívar, y San Juan de Guadalupe.

Las principales ciudades de la Comarca son: Torreón, Lerdo y Gómez Palacio. 

Un río, el Nazas, la mayoría del año sin agua, separa a los dos estados, sin embargo, hay una idiosincrasia lagunera que se ha gestado y ha perdurado a través de muchas generaciones.

En esta región los inmigrantes nacionales y extranjeros han jugado un papel importante, tanto en lo económico como en lo cultural, incluyendo la gastronomía, los modos de vida cotidianos, la moda y costumbres, dejando su huella en este terruño. 

Esta influencia ha sido en dos vías, ya que la cultura regional ha influido a estos inmigrantes para lograr su adaptación a la localidad y nosotros hemos enriquecido nuestra cultura lagunera con su aportación logrando una sociedad incluyente, abierta, asimilando lo mejor de cada país y de otros estados de la República que han llegado a la Comarca Lagunera.

Antecedentes.

Nuestro territorio Coahuilense, estuvo poblado por diferentes tribus nómadas: tobosos, coahuiltecos, rayados y huachichiles, entre otros. 

Estas tribus vivían en cuevas durante el invierno y en chozas de zacate, carrizo o ramas durante el verano. 

Se alimentaban de la caza, la pesca y la recolección de frutos ya que eran tribus seminómadas.

Uno de sus alimentos era el mezquite molido, con ese polvo hacían unas bolas que se llamaban mezquitamal y constituían una reserva para cuando se ofrecía emprender una jornada larga o se dificultaba conseguir alimentos. 

El clima extremoso no ayudaba a que se dieran los frutos sin el cuidado de la mano del hombre como en el centro y sur del país, la vida en el noreste era difícil. 

El historiador Carlos Manuel Valdés. En su libro La gente del mezquite. 

Los nómadas del noreste en la Colonia comentan que estas sociedades nomádicas que existieron en el centro norte y noreste de México las nombraban: chichimecas o bárbaros y antes de llegar los españoles, los mexicas los llamaban “perros, bebedores de sangre”.

Fue difícil para los colonizadores españoles dominar estas tribus, por años tuvieron que luchar para pacificarlos y muchas veces exterminarlos; la presencia tlaxcalteca llegó al noreste para apoyar a los españoles primero a San Esteban de la Nueva Tlaxcala, pueblo indio fundado junto a Saltillo, más tarde su presencia se expandió hacia el poniente, norte y oriente, formando o ayudando a hacerlo al menos 14 colonias más, entre ellas Parras. 

En palabras del padre Morfi en Vito Alessio Robles. Francisco de Urdiñola y el Norte de la Nueva España. […] “resolvió el Virrey Don Luis de Velasco, el mozo, enviar una colonia de 400 familias Tlaxcaltecas para que fundasen pueblos en las inmediaciones del Saltillo, con lo que respirarían los españoles y acaso se atraería o intimidaría a los bárbaros”.

Los tlaxcaltecas tuvieron éxito al contribuir a la pacificación de estas tribus nómadas y a enseñarles la agricultura y oficios en los que eran expertos.

(María Isabel Saldaña, Francisco Durán, Recuerdos y sabores de la Comarca lagunera, Secretaría de Cultura de Coahuila, Organización Soriana, Cimaco, México, 2014).

Por cierto, este libro se encuentra en digital en el Archivo Municipal de Torreón y se puede bajar gratis por si usted lo quiere leer.


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María Isabel Saldaña
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