A pesar de que los datos macroeconómicos han salido en la dirección correcta, el discurso de los principales miembros de la Reserva Federal no parece cambiar; me explico, la inflación en Estados Unidos lleva tres meses a la baja, el último dato —que fue el de diciembre— muestra una caída a 6.5 por ciento en el incremento de los precios, y la inflación subyacente también disminuyó a 5.7 por ciento.
Pero además de lo anterior, los datos sobre la fortaleza del empleo, que es algo en lo que la Reserva Federal se está fijando mucho, también fueron favorables, no tanto porque la creación de empleos haya disminuido a los niveles que se esperaba, sino porque el incremento en los salarios estuvo por debajo de la cifra de noviembre, pues en el último mes del año subieron 4.6 por ciento, cuando se esperaba que un incremento de 5 por ciento, lo cual es una buena noticia para los mercados, porque esto muestra que aunque todavía no es suficiente, la fortaleza en la fuerza laboral puede empezar a resentir los efectos de las tasas de interés.
Además de todo esto, los últimos datos que salen de la economía de Estados Unidos muestran menores tasas de crecimiento; en resumen, en forma objetiva se puede decir que, sin cantar victoria todavía, la política monetaria de incrementar las tasas de interés para disminuir la inflación ya empieza a dar resultados.
Sin embargo, a pesar de todo lo que aquí he expuesto, los funcionarios más importantes de la Reserva Federal de EU, así como los presidentes de los bancos regionales que la componen, insisten en que las tasas de interés deben de seguir su tendencia al alza, algunos se atreven a proponer incluso incrementos superiores a 5 por ciento; de igual manera, algunos líderes empresariales, desde el Foro Económico Mundial, que se lleva a cabo en Davos, Suiza, también suponen que las tasas deben de seguir hacia adelante, ya que existe una inflación aún demasiado alta.
Todo lo anterior se ha traducido en que, al igual que sucedió en diciembre, el discurso de la Reserva Federal de Estados Unidos parece ser más importante que los datos económicos que están saliendo, por tanto, los incrementos en el precio de los activos riesgosos, como son las bolsas de valores, han empezado a perder el impulso inicial que mostraron a principios de enero. Al final, todo es pura especulación, y lo que creemos que sucederá pronto, es que el banco central estadunidense, durante su reunión del 1 de febrero próximo, aumentará un cuarto de punto la tasa de interés, para llevarla de 4.5 a 4.75 por ciento; de hecho, los mercados de futuros le dan a esta decisión una probabilidad de 70 por ciento.
Así las cosas, lo único que es predecible es que en estas próximas dos semanas la volatilidad seguirá presente.
Manuel Somoza