Se acaban hoy las campañas electorales... y ahora vienen las contracampañas.
Y es que las leyes y reglamentos tienen especificado, con lujo de detalles, qué es lo que se puede hacer para promocionar a los candidatos a lo largo de los 60 días que dura el periodo de campaña. Allí se especifica qué se puede hacer, cómo se debe hacer, y cuánto debe costar. Y los aspirantes y sus partidos actúan (o al menos eso simulan) lo más cercano a la ley que es posible. Se auditan gastos, se miden tiempos, se revisan documentos y al final se dictamina si hubo congruencia, y en caso contrario se emite una sanción.
Pero donde de veras no hay un sola línea escrita es en el tema de la contracampaña, ese trabajo de guerra sucia, de arrojar lodo, de calumniar, que se vive en los días destinados a la reflexión, cuando los candidatos callan y los ciudadanos meditan el sentido de su voto.
Iba a escribir yo que espera a ver lo que vendrá de hoy al domingo, pero ya comenzó la guerra sucia. Ya viene la avalancha de memes, noticias falsas, videos dudosos, cadenas de whats y demás que hablarán lindezas y otras cosas de los candidatos que van punteros, o de quienes otros no quieren que sean punteros.
Esos golpes bajos no suelen ser espontáneos. Hay personas u oficinas enteras dedicadas a producir material de ese tipo. Creativos, diseñadores, editores de video y maestros de las redes sociales se juntan a trabajar para ello. Son una especie de sótano del poder (¿o del joder?) desde donde sale lo más pesado de las campañas. Y sin firma, por supuesto.
¿Por qué hasta hoy? Porque los candidatos atacados tienen mucho menos margen de maniobra para defenderse. Salir en medios los coloca en el límite de la legalidad, y quedarse callados los perjudica. Una de las esperanzas de los atacados es que el golpe no los dañe tanto.
Es cierto que quedan apenas unos días para que los ciudadanos salgan a las urnas, pero esos días serán intensos, duros, ácidos. La contracampaña, la guerra sucia, volverá esos días incluso turbios, y sembrarán la duda en más de uno.
¿No me cree? Es cosa de estar atento. Ya lo verá. Y también es cosa de revisar muy bien qué mensajes recibe antes de creerlos por completo.
Manuel Baeza
Twitter: @baezamanuel