Al igual que la programación informática, la física nuclear y la magia, para mí resulta indescifrable la generación y distribución de la energía eléctrica. Lo más que entiendo es que sale de termoeléctricas, hidroeléctricas, turbinas eólicas, geotermia, y la energía nuclear; pero nada más. En mi caso basta saber que se deben accionar los interruptores caseros para iluminar la casa, que las clavijas se meten en esas dos ranuras (hay una tercera que ni idea), que hay que pagar el recibo cada mes, y que si algo falla, debo llamar al señor Arriero para que lo componga. No más.
Todo esto para decir que soy de las personas que doy todo por sentado en cuestiones de servicios básicos. Por eso cuando ocurren apagones como el de ayer, me quedo un poco en Babia pensando qué haría si el apagón fuera prolongado, no sé, dos, tres, cuatro o hasta doce horas.
Sin electricidad mi trabajo como periodista se vería interrumpido por completo. PC, celular y televisión es lo único que necesito para operar, pero sin electricidad nada soy. Tengo una libreta y lápices en el cajón de mi escritorio, pero imposible con eso armar una edición impresa y una electrónica.
Y si el apagón es grande, la batería de mi celular (que chupa energía como si fuera un Ford Galaxy 500) no duraría más que media jornada. Y que esperanza de llegar a casa en el auto y abrir el portón eléctrico con el simple toque de un botón. Hay todo un procedimiento que alguna vez me explicaron para armar y desarmar los brazos que abren y cierran las hojas de la puerta, pero ni recuerdo sus pasos, y seguramente al terminar de desarmar y armar me sobrarían piezas.
Lo mío puede ser banal. Pienso también en las personas que trabajan en un hospital, y en los pacientes. Y en los productos que requieren refrigeración. Y las líneas del Tren Ligero. Y las emisoras de radio y televisión. Y los elevadores. Y en tantas y tantas cosas que funcionan con electricidad.
No terminé de entender la explicación que dieron en la CFE sobre el percance, salvo que ya se resolvió. Pero sí pienso: en cuestiones de servicios que damos por sentados existen, más vale estar en manos calificadas. Sin electricidad no podemos vivir como lo hacemos ahora.
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