Hace unos meses, todo lo que se hablaba, decía, comentaba, normalmente era relacionado con la pandemia del covid-19.
Que todos tenían que quedarse en casa, que había que estarse lavando las manos, guardar la sana distancia y que había que cuidarse hasta de su propia sombra.
En aquellos meses no faltaron quienes aprovecharon la ocasión, empezaron a hacer su agosto en los meses de abril, mayo, junio, julio y hasta en agosto, ya que empezaron con la venta de cubre bocas, de gel antibacterial, de productos desinfectantes, de caretas para cubrirse del coronavirus, de lentes especiales, sin faltar los filtros con desinfectantes y las esponjas para limpiarse los zapatos a la entrada de los hogares, de las oficinas, de las grandes empresas.
Todo era covid-19 y se decía que muchos negocios cerrarían en forma definitiva, que habría desempleo, que las cosas no volverían a hacer iguales y además, no faltaban los que aseguraban que las vacunas vendrían a ser la salvación de la humanidad.
Era un ritual ver diariamente las pláticas del doctor Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud Federal, quien hablaba del coronavirus, de la famosa curva, daba fechas que nunca llegaron y hasta estimados de números de contagios y decesos en el país.
Al final nunca dio una este funcionario y tan es así, que siempre estuvo en contra del uso del cubre bocas, decía que no era necesario usarlo y apenas hace unos días, aceptó que gracias a este instrumento, se podría detener la ola de contagios.
Todo era covid, covid, covid, los deportes se tuvieron que suspender y las actividades en los gimnasios se detuvieron, lo mismo que los eventos masivos, los bailes, los conciertos y hasta las ferias tradicionales como la de Torreón, Gómez Palacio o Durango.
Después se empezó a hablar de los colores en los semáforos por estados, de los pleitos entre gobernadores con el gobierno federal, en la construcción de hospitales, en la compra de ventiladores, en la cantidad de camas para enfermos de covid-19, hasta que empezó a llegar la calma.
Se empezaron a reactivar algunas actividades y bajaron los contagios, algo que ha hecho que muchos laguneros hayan empezado a salir como si la pandemia ya no existiera, lo cual no es así.
