La recuperación de la seguridad en la región lagunera es algo que no se puede ocultar, por lo que para Marco Zamarripa, del Consejo Cívico de la Instituciones es algo innegable, lo cual se debe a la coordinación entre las corporaciones policiacas con el Mando Especial de La Laguna.
Como no recordar aquellos años que marcaron a la Comarca Lagunera, que la colocaron como la cuarta región más violenta en el mundo, por lo que hablar de Torreón era sinónimo de muerte, violencia, balaceras, “levantamientos” y hasta cobro de piso.
Pero por fortuna eso pasó y todavía se recuerdan los más de 5 mil homicidios en los últimos 15 años, el 90 por ciento según el Consejo Cívico fueron hombres, mientras que en el 42 por ciento de las víctimas había jóvenes, de entre 15 y 29 años.
Pero aquellas calificaciones que dejaban mal parada a La Laguna, tanto de Durango como de Coahuila, cambiaron radicalmente y en el 2018, se le calificó como una de las regiones más seguras del territorio nacional.
Para Marcos Zamarripa, la base del éxito es la voluntad que existe entre gobernadores y alcaldes, privilegiando la coordinación de una zona metropolitana, ya que en la misma el 70 por ciento de los homicidios fueron por presunta rivalidad entre grupos delictivos.
Se dice que en estos últimos ocho años, los delitos por homicidios marcan una recuperación, ya que mientras en el 2012 hubo 766 decesos violentos, para el año 2015 el número bajó a 123 y el año pasado solamente se registraron 101.
Pese a estos números, las autoridades no pueden cantar victoria, como tampoco pueden cruzar los brazos, por lo que Gerardo Márquez, Fiscal General en Coahuila, ha comentado que se siguen implementando acciones encaminadas a seguir bajando los homicidios en Torreón.
Ahora, volvió la calma a la Comarca, en Torreón y Gómez Palacio los ciudadanos pueden hacer sus vidas normales, además en ambos municipios se reactivó la vida nocturna, se abrieron de nueva cuenta restaurantes, antros y la gente puede salir de las salas cinematográficas durante la noche sin ningún temor, sin el peligro a ser víctima colateral de alguna balacera.
Ahora, hay que confiar en que la violencia no regresará.