Hace poco menos de un año, la noticia sobre la llegada de un virus al territorio nacional causó alarma, temor, miedo, incertidumbre, luego de ver lo que el mismo estaba provocando principalmente en una ciudad en China y luego en varios países de Europa.
De inmediato las redes sociales empezaron a inundarse de comentarios sobre el coronavirus, qué era, cómo se introducía en el organismo y sus efectos.
Después empezaron a llegar los videos de los especialistas y sus recomendaciones para evitar los contagios.
Pero esto no acabó ahí, ya que también empezaron a aparecer los consejos, ya que todo mundo opinaba y creía tener la razón, ya que mediante videos enseñaban recetas de cómo lavarse la boca para evitar que el virus entrara, lo que se podía tomar, el hacer gárgaras con sal o bicarbonato, tomar diferentes infusiones a base de miel, orégano y muchas especies más.
Después vino la cuarentena, vinieron las restricciones y empezó el gobierno federal con su programa "Quédate en Casa", el cual realmente no fue obedecido por millones de mexicanos y las consecuencias se siguen pagando.
También se pedía que se utilizara el cubre bocas, lavarse las manos, desinfectar todo lo que se toque, picaportes, llaves de baño, apagadores y todo lo que se comprara antes de ser ingresado a los hogares.
Claro que hubo muchos que poco caso hicieron a estas recomendaciones, ya que o bien no utilizaban el cubre bocas, o lo traían en la barbilla, arriba en la cabeza o simplemente de adorno. Los gobiernos estatales empezaron a hacer su tarea, reforzar los hospitales y en algunos casos ampliar su capacidad.
También se preocuparon por el cierre de empresas y los ayuntamientos pusieron su granito de arena desinfectando desde camiones y taxis.
La historia de la pandemia continuó, con la llegada del famoso semáforo, que ponía a las entidades en rojo, naranja, amarillo o verde.
De pronto hubo para muchos una luz de esperanza con el dióxido de cloro, el cual según quienes lo han ingerido, ha sido eficaz contra el covid-19, pero para las autoridades de salud es un producto tóxico.
Ahora, con las vacunas el panorama cambió y sólo hay que esperar a ver que se apliquen y esperar los resultados.