Si usted es de los que tenían programada su boda, o tenían pensado en llevar a bautizar a su pequeño y en el camino los atrapó la pandemia ocasionada por el covid-19, ahora deberá saber que si quiere reprogramar sus eventos, todo será diferente con la llamada nueva normalidad. De entrada, se espera que pronto las iglesias reabran sus puertas, pero lo harán recibiendo un 30 por ciento de su capacidad, por lo que si se va a casar, tendrán que ser muy pocos los invitados y los novios tendrán que traer sus cubre bocas especiales y de acuerdo a la ceremonia, para que les luzcan a los novios.
Los padrinos tendrán que llevar los anillos, el lazo, así como las arras bien desinfectados y antes de entrar a la iglesia deberán desinfectar sus zapatos, tallarse a conciencia las manos con gel antibacterial y en el interior guardar la sana distancia y estar a un metro con 50 centímetros de otro asistente.
Además ni novios e invitados podrán portar objetos como joyas, tampoco usar corbatas, ya que pueden ser reservorios del virus. Pero lo que más se va a extrañar durante la ceremonia es cuando al final de la misma, pasando todos los protocolos, el párroco le dice a la pareja "ya son marido y mujer, el novio puede besar a la novia", lo cual no sucederá, ya que está prohibido dentro de los protocolos de la nueva normalidad.
En los bautismos, el sacerdote tendrá que guardar la distancia con los padres y padrinos del niño, además durante la ceremonia no podrá signarle la cruz en la frente, como tampoco tocarle los oídos. Al finalizar las ceremonias en las iglesias, no habrá abrazos, felicitaciones y mucho menos besos de mejilla, ya que las restricciones en la nueva normalidad así lo piden.
Pero qué sucederá después de salir de la iglesia, de irse a los salones para iniciar la pachanga, los cuales habrán también de estar vigilados y hasta que se autorice, los asistentes no podrán sacarle brillo a las suelas, no podrán baila pegaditos, tendrán que hacerlo a "larga distancia" y con el cubre bocas y el gel antibacterial en la mano. No cabe duda que el virus cambió la vida y la forma de disfrutarla.
