La frustración es el estado de quien está sometido a una situación insoluble, que se ve privado de la satisfacción de un deseo, defraudado en sus expectativas de recompensa o bloqueado en su acción.
La frustración es el sentimiento de la persona que no ha podido alcanzar las metas propuestas o algún deseo no realizado por algún inconveniente que se atravesó.
Es un estado psicológico negativo, sentimiento de impotencia ante una situación indeseada.
Se experimenta ansiedad, rabia, angustia, ira... sentimientos y pensamientos autodestructivos.
Sin embargo el proceso de madurez es una larga carrera de obstáculos. A lo largo de la vida nos encontramos con numerosas barreras que impiden o dificultan la realización de nuestros deseos. Es decir un sinnúmero de frustraciones.
La madurez se consigue cuando asumimos nuestras limitaciones. Cuando sabemos convivir con las frustraciones producidas ante acontecimientos insuperables.
Muchos problemas vienen de las frustraciones que desencadenan comportamientos agresivos contra los demás o contra uno mismo.
Por ejemplo, un desengaño amoroso puede hacer que una persona cambie de actitud respecto a las personas del sexo opuesto, puede producirse un distanciamiento afectivo o desconfianza a la hora de plantearse la posibilidad de una nueva relación.
Las frustraciones se experimentan a cualquier edad, aunque quizá más frecuente en la infancia y juventud, periodos en los que la personalidad se va configurado y cualquier acontecimiento puede influir de forma más intensa y decisiva.
La misma situación, puede influir de manera muy diferente en dos personas.
Por ejemplo una suspensión escolar puede motivar a un muchacho a estudiar más o cambiar su método de estudio o puede desmotivar por completo a otro que pierde la confianza en su capacidad para conseguir cosas por sí mismo.
De una experiencia frustrante, dolorosa, unas personas aprenden, reflexionan y obtienen conclusiones positivas que les hacen más flexibles, tolerantes e incluso fuertes.
Otras, sin embargo, se hunden y no ven salida, perdiendo la confianza en si mismas
Las frustraciones son oportunidades, hay que ser fuertes frente a ellas… La frustración es una oportunidad para crecer y aprender habilidades de resolución de conflictos, capacidad de autorregulación, manejo emocional y fortalecimiento de la autoimagen y autoestima.
Además dejarse consolar, ayudar y aprender a pedir ayuda.