Política

El PAN sin rumbo

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Muchos lo han querido considerar un simple error que se resuelve con un montón de disculpas. Y claro que es un error, pero no es tan simple.

Por su contenido y sus consecuencias, la reunión de senadores panistas con Santiago Abascal, presidente del partido español VOX, y la firma de la Carta Madrid hacen evidente la dura realidad del PAN: falta de liderazgo y falta de rumbo.

No quiero decir que los otros partidos de la oposición mexicana actual sí tengan liderazgo y rumbo. No los tienen, pero estamos hablando del PAN. Ojalá ser motivo de burla le haga abrir los ojos (otras situaciones no lo han logrado): ha quedado claro que nada tiene que decir ni que aportar al país ante los vaivenes de AMLO y mucho menos ante el México en turbulencia que lo llevó al poder. De hecho, sus coqueteos con la ultraderecha española lo desdibujan como oposición. Y a los ojos de muchos lo acercan al Presidente que tanto critican.

Es cierto, siempre ha habido en el PAN grupos ultras y en algunos momentos incluso en posiciones de liderazgo. Pero había crítica interna. Y había conflictos producto de la discusión que al final construyeron una historia de polémicas, de renuncias, de regresos y nuevas renuncias.

El PAN no fue formalmente ni un partido católico ni una democracia cristiana. Sin embargo, en todas sus etapas, aún en las más centristas, ha estado vinculado con grupos y movimientos católicos, igualmente variados en cuestión política. Los ultras también se ligaron a grupos similares dentro de la iglesia: permanecieron en su nicho y obedecieron siempre por abajito del agua a los obispos más conservadores. Han salido cada vez más a la superficie hasta que, por ejemplo, desde los congresos locales lograron “blindajes constitucionales antiaborto” en la mayoría de los estados.

No sería preocupante la existencia de grupos extremos en el PAN si tuvieran con quién enfrentarse. El problema ahora es que parecen tener vía libre.

Los liderazgos panistas actuales no han sabido ni querido llevar a su partido a discutir el México buscado, el que va más de acuerdo con sus convicciones básicas y con las circunstancias presentes. Solo de ahí podrían salir políticas públicas innovadoras y realistas. Solo de ahí podrían salir nuevas relaciones con la población, con grupos específicos y, finalmente, con votantes.

No hay quién provoque un México cercano al centro político y a las necesidades de los mexicanos, como lo hubo antes en la historia del PAN. Ahora parece que los panistas visibles van solos. Se presentan al público como líderes únicos. Ni el PAN sube-y-baja de Calderón y Zavala, ni el del cuestionado Ricardo Anaya, ni el de Madero, ni el de Creel (que pudieran ponerse a pensar un rato juntos) han logrado inspirarse siquiera en aquellas lecturas, aquellas historias y aquellas figuras conocidas, con quienes están inevitablemente unidos: Carlos Castillo Peraza, Manuel Clouthier, Efraín González Morfín, Luis H. Álvarez, Adolfo Christlieb Ibarrola, Luis Calderón Vega, Efraín González Luna, Manuel Gómez Morín. Con eso tendrían suficiente.

Los años recientes han sido para el PAN, derrotado y ante un entorno nacional en ruinas, un tiempo de pérdida de visión. Un viejo con catarata.


Luis Petersen Farah

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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