Los 15,000 aficionados que asistieron al TSM, generaron un ambiente bastante ameno, agradable, de unión, compenetración, alianza, adhesión y fraternidad.
Se pudo sentir un ambiente, guardada la dimensión, como en el viejo corona; donde todos estaban dispuestos a apoyar y no tanto a reclamar.
Nacho Ambriz hacía el llamado durante la semana:
“Los necesitamos”.
Y la afición estuvo ahí, no en una inmensa cantidad, pero sí (los que fueron) dispuestos a hacerle sentir a su equipo que lo apoyaban, que estaba de su lado y que estaban dispuestos a llevarlos sobre sus hombros para buscar, juntos, la victoria.
Y se consiguió. Podría ponerme estricto y exigente, además de realistas al concluir que si el Santos ganó fue porque se enfrentó a un equipo igual de malo que ellos.
Y es la verdad, como se le ganó a Puebla.
Pero hoy el mensaje no debe de ser ese; el mensaje debe de ser que el equipo cada vez va mostrando más orden, más coherencia en sus movimientos y en su juego.
Podemos decir que el Santos ya va de menos a más, aunque su progresión no se tan significativa (de momento).
¿Podemos pensar en una posible resurrección del equipo? Sí, podemos, porque ingredientes hay para que el equipo puede generar ese contexto de cambio y mejoría.
Las imágenes al final del partido, de Ambriz en el centro del campo felicitando a sus jugadores, son muy, pero muy motivantes.
Cuando se vive una situación por demás estresante y se ha entrado en una especie de trance, lo único que se puede esperar es que las cosas ya no van estar tan mal como habían estado.
El Santos ya respiró (y suspiró) y se fue a dormir tranquilo. Mazatlán exigió, pero tampoco tiene los elementos necesarios para considerarse un rival de alta exigencia.
Mucho menos de nivel futbolístico significativo.
Pero el Santos mejoró con respecto a sí mismo y pudo, por momentos, mostrar “cositas” interesantes en su juego. Paso a paso y poco a poco.
O como diría el "Cholo” Simeone: partido a partido. Creo firmemente en las convicciones de Ignacio Ambriz, porque ya lo ha demostrado en todos los equipos que ha dirigido.
Empieza por establecer el orden y, después, logra sacar lo mejor de sus futbolistas.
El próximo viernes el Santos visita al Querétaro. Por supuesto que es un partido ganable.
No hay comparación entre un plantel y otro. Es una gran oportunidad para seguir enderezando el rumbo.
Si el Santos llega a ganar en Querétaro, ya me quiero imaginar lo que va a ser el TSM el 9 de marzo ante Cruz Azul.