Se estipula, entre teléfonos móviles, la categoría o el nivel de cada equipo, dependiendo de la marca.
Los jóvenes de hoy optan por preferir aquellos teléfonos de gama alta. Sus padres, más obligados que por convicción, terminan comprándoselos.
En mis años como profesor de bachillerato, noté que había alumnos que adeudaban meses de colegiatura, pero eso sí, traían consigo un teléfono de gama alta ¿qué cosas, no?
En el futbol bien podría aplicar esta circunstancia/contexto/clasificación: hay equipos de gama alta, media y baja.
Pues bien, el aficionado del Santos comenzó a hacerse, tras la llegada de Aleco Irarragorri, la ilusión de que su Santos dejaría de ser (por lo hecho en los últimos torneos) de gama baja para empezar a ser de gama media, tirándole a gama alta.
El tamaño de la esperanza era grade. Sí, era.
Pero en los últimos días se ha comenzado a desinflar el globo de la esperanza. Parece ser que los fichajes que tanto ilusionaban a los Laguneros terminarán por no concretarse.
Quedan todavía algunos resquicios, pero parece ser que la cosa ya no pinta bien, en lo referente a Diego Valdés y Richard Sánchez.
Diario convivo con muchas personas, tanto en mi trabajo para el gobierno del Estado de Durango, en mis labores docentes, o en el gimnasio (por las tardes). Gran parte de las charlas que suelo tener con compañeros y amigos, son de futbol.
Y lo que he comprobado es que esa ilusión que todos tenían sobre un hipotético nuevo Santos, se ha ido empequeñeciendo.
Ahora los nubarrones se empiezan a juntar nuevamente en el pensamiento de los aficionados.
Los escribí hace poco: hay una delgada línea roja entre lo que desea hacer Fernando Ortiz y lo que podría terminar sucediendo; cada vez se está agigantando más la ilusión de la afición por todo lo que se escucha.
Pero una cosa es todo el humo que se está generando y otra muy diferente puede ser lo que termine sucediendo al final.
Existe, dentro de esa ilusión, una pequeña rendija por donde se puede terminar colando una decepción (otra más) inmensa para los laguneros.
La idea que circula por La Laguna es muy clara: Fernando Ortiz y Aleco Irarragorri quieren volver a construir un Santos protagonista.
Pero también está la otra cara de la moneda: que nada suceda y el Santos vuelva a decepcionar.
No falta mucho para el inicio del torneo, pero de momento, el Santos (fuera de rumores y humo sobre posibles fichajes) no motiva, no ilusiona.
Eso no es reinventarse, es arriesgarse a repetir la historia de los últimos torneos.