Hacer bonito el futbol, dentro de tus posibilidades, es algo que no tiene precio. Con Brunetta como constructor y Preciado como brazo ejecutor, el Santos se gustó a sí mismo en Mazatlán.
Se supone, en el papel, que el Santos está disminuido en plantel porque se fueron hombres como Gorriarán y Suárez, que llegaron a significarse.
Ya no están, pero los que se quedaron están (salvo el partido ante Tigres) dando el ancho en las batallas.
Hace poco escribí que el Santos no tiene futbolistas determinantes, y que el equipo estaba a expensas de lo que Brunetta pudiese sacar de la chistera y de alguna salvajada de Preciado. Pues bien, eso ya sucedió y, para bien de todos, estos dos futbolistas fueron determinantes ante Mazatlán.
Grandísimo Acevedo, que volvió a convertirse en la Virgen cuando salvó a su equipo hasta en tres acciones consecutivas.
El Santos comenzó bastante tibio el partido, una imagen diametralmente opuesta a la que nos presentó el partido anterior ante Pumas en el TSM, donde los de Fentanes parecían avión de combate.
Pero ante Mazatlán iniciaron lentos, terriblemente desconcentrados en defensa y con muy poca profundidad en ataque.
Fueron necesarios varios sustos de Mazatlán (cada llegada del local era de peligro) para que el Santos espabilara.
Qué bueno es Brunetta: parece que tiene ojos atrás y a los lados de la cabeza, lo ve todo. Su control de la pelota y manejo de los tiempos es exquisito. En cuanto sus compañeros decidieron cederle más el balón, el partido se inclinó en favor del Santos.
Lo malo es que cuando el Santos se puso en ventaja volvió a bajar las revoluciones. Lo más malo fue que muy pronto Fentanes accionó el plan “Línea de 5”.
A mí me queda claro que no por tener más defensas significa que te defenderás mejor.
Al contrario, lo único que se provoca es que automáticamente se le envía el mensaje al rival de que estás dispuesto a replegarte para que se te encime.
Y al Santos, ya con sus 5 defensas, le empataron. La mejor manera de conservar el marcador es haciendo lo mismo que hiciste para obtener esa ventaja: atacar.
Y no haciendo lo contrario: defenderte.
Pero el Santos apeló otra vez a su juego, a sus formas, a su estilo y a su modelo. En el Santos, y eso me gusta, se privilegia el toque y el juego de conjunto antes que las acciones meramente individuales. Ganar jugando así no lo logra cualquiera.
El segundo gol es muy lindo: perfecto centro de Raúl López y milimétrico cabezazo de Preciado. El Santos ganó jugando bonito y mereció la victoria.