Que Diego Cocca no se engañe: su Selección jugaba a nada.
Que no se auto engañe, porque no se veía ni un asomo de juego, sistema, entendimiento, circuito, conexión entre líneas, modelo de juego, etc.
Como usted quiera llamarle. La Selección Mexicana ha vuelto a hacer el ridículo.
La prensa lo hemos dicho hasta el cansancio: basta ya de homenajes a jugadores que no deben volver a vestir la camiseta nacional.
Basta ya de que les duelan los compromisos con los patrocinios (casados con varios futbolistas). Basta ya, también, de futbolistas aferrados a seguir vistiendo la camiseta nacional, aun cuando ellos mismos saben que ya no dan el ancho.
Basta ya, en fin, de personajes que sienten que pueden hacer lo que quieran con la Selección nada más porque se les antoje.
Basta, de una vez por todas, de que quieran hacer como que les importa la Selección y, peor aun, que piensen que nos hacen tontos a la prensa y a los aficionados.
La Selección les importa poco y, en cambio, les interesa por sobre todas las cosas el negocio; en esta vida existen empresarios que han renunciado a algo, a lo que sea, con tal de que el negocio prospere; esos que han perdido beneficios y han aceptado el golpe de las pérdidas.
Existen empresarios que saben lo que es tener poco e, increíblemente, arriesgan ese poco en pro del beneficio de los demás (sí existen, aunque sea difícil de creer). Y sí, renuncian a cosas, pierden dinero, pero con el tiempo lo recuperan y terminan siendo aún más exitosos.
Pero también existen los empresarios que nunca, pero nunca, están dispuestos a perder aunque sea un centavo.
Esos son lo que terminan hundiendo los negocios, por avaros, por materialistas, por tacaños, porque solamente les importa su beneficio personal.
Urge un comité formado por gente que conozca el contexto del futbol mexicano, gente que sepa de la idiosincrasia del mexicano.
Pero debe ser un comité formado por mexicanos y, sobre todo, por gente de futbol y no de negocios.
Solamente así prosperará la Selección Mexicana.
Urge el regreso del descenso y el ascenso. Urge una reducción sustancial de extranjeros jugando en cancha, aunque eso termine destripando a clubes como América, Tigres o Monterrey.
Tras el fracaso en Catar, no se aprendió nada. Qué tristeza.