El pasado 24 de julio concluyeron los trabajos de la International AIDS Society (IAS,2019). Fueron expuestos una gran cantidad de avances que se desarrollan en varias partes del orbe sobre esta epidemia. Se trata de investigación básica, de orden clínico y también operativo-social, que se traduce en tratamientos más exitosos y en medidas de prevención eficientes. Con ello, las políticas públicas y los programas gubernamentales mejoran en el tejido social de cada país.
En esta magna conferencia se dieron cita alrededor de 6 mil personas, distribuidas en 1,300 ponentes-investigadores(as); 400 periodistas de 160 países; 6,000 responsables de políticas públicas, financiadores y líderes comunitarios, así como defensores de grupos que viven con VIH o que entran a fase sida; 90 especialistas más disertaron vía satélite para dar cauce a simposios y, acudieron más de 100 becarios(as).
Diagnosticar, atender, brindar tratamiento, prevenir y, generar una vacuna o lograr una cura definitiva para esta Infección de Transmisión Sexual, son los retos primordiales que la comunidad científica tiene frente al VIH y al sida. Desde que se logró aislar el virus, la investigación básica y aplicada no se ha detenido.
Interesa mejorar el diagnóstico mediante pruebas rápidas de detección en grupos clave y vulnerables; que el tratamiento mediante antirretrovirales sea más eficiente y efectivo, pero con menores efectos secundarios a corto y largo plazo. Medidas de prevención como el uso sistemático del condón masculino, combinado con la profilaxis pre-exposición (PrEP) constituyen medidas neurálgicas para el control y la reducción de la epidemia. Todo ello exige fondos públicos, un mejor sistema de salud y la activa participación de la sociedad civil. Así está documentado en el mundo, con o sin 4T.
Recientemente el Censida logró una atinada compra estratégica de antirretrovirales, digna de presunción. Se trata del Biktarvy; combina tres medicamentos: bictegravir, emtricitabina y tenofovir alafenamida fumarato. Está indicado para adultos que vivan con VIH, pero que no tengan o hayan presentado resistencia viral a los inhibidores de la integrasa. Solamente tomarán un comprimido al día y, no tres, como hasta ahora. Una decisión acertada, por donde se le mire.