El promedio de las horas de trabajo anuales en México son superiores a cualquier otro país de la OCDE; con escasas vacaciones, el salario del trabajador está por debajo de la inflación y del costo de la canasta básica y sus posibilidades de romper ese círculo de pobreza media son cercanas a cero.
¿Podríamos con empatía, imaginar la angustia de estos trabajadores por sobrevivir cada día a sabiendas de que no romperán su círculo de pobreza media?
Con igual empatía, imaginemos las condiciones en su entorno de trabajo cotidiano, en el cual su capacidad mental y física es exprimida al máximo.
Por ejemplo, en el caso de las mujeres trabajadoras: “1.4 millones de mexicanas padecen acoso y hostigamiento sexual en el trabajo (el 10 por ciento de la PEA); sin embargo, 99.7% de los casos no son denunciados”. Peor aún, cuando hay denuncias por acoso y hostigamiento, en su mayoría, “terminan archivadas o con sanciones mínimas”.
El hombre trabajador, por su parte, enfrenta bullying entre compañeros, maltrato de sus superiores, horas extra sin pago y condiciones inseguras para realizar su trabajo de mediano o alto riesgo, entre otras situaciones.
¿Podrán estas mujeres y hombres trabajadores sentirse gratificados -ya no digamos felices- como seres humanos en su entorno laboral? Imposible.
Bajo este contexto llega la Norma 035, para “identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo”.
Esta Norma entró en vigor el pasado 27 de octubre y comenzará su aplicación en 2020.
Tiene carácter obligatorio para empresas privadas y públicas; so pena de enfrentar multas hasta por 535 mil pesos.
La aplicación de la Norma O35 es loable y, en el tiempo, podría replantear el número excesivo de horas de trabajo; el poco descanso, el magro salario y la mejora socioeconómica sustantiva de los trabajadores.
Esperemos por el bien de esos miles de trabajadores, que AMLO no cancele la Norma 035 porque proviene de la gestión “neoliberal” de EPN.
Ojalá.