¿Qué pasó con Morena? Cuentan, que un día, al levantarse Ricardo Mejía por la mañana, se miró en el espejo de su baño.
Vio algo que no le gustó. Empezó a discutir con él mismo.
El debate subió de tono. Ricardo empezó a mentarle la madre a su propio reflejo. Hasta lo amenazó. Obvio.
También lo culpó de ser un enviado de Riquelme. Y encabronado se retiró. Bueno, desde aquel entonces, aseguran las mismas fuentes, no se habla a sí mismo.
Esta metáfora ilustra la división interna de Morena con dos repercusiones: favorecerá el eventual triunfo de la coalición PRI, PAN y PRD en la gubernatura y en el Congreso Local.
Y disminuirá sus posibilidades para hacer un buen papel en 2024.
En esa división interna ya esquizofrénica, Luis Fernando Salazar renuncia a la coordinación de la campaña de Armando Guadiana, el candidato morenista. Jorge Luis Morán, Shamir Fernández y Rodolfo Walss -otrora acólitos mejistas- toman el control de la campaña de Armando.
Con la coordinación de la campaña morenista en estado caótico, Claudia Garza del Toro, mejista de hueso colorado, es nombrada Delegada Estatal de los programas sociales del gobierno federal.
Ante esta tempestad, un Guadiana acorralado no se hinca, porque hasta amagó irse al Súperbol, el día del cierre de su precampaña.
Por ello, su actitud obliga una pregunta matona: ¿declinará, en algún momento, por Salazar o Mejía?
El objetivo de Morena es dignificar su candidatura y evitar una derrota vergonzosa que los alcanzaría hasta 2024.
Un PT camina enojado por Coahuila, con su chaleco atigrado de la familia Peluche. Su objetivo máximo es aprovechar el carnaval morenista, para asumir su candidatura.
El mínimo: ganar presencia en Torreón para ganar la alcaldía y catapultarse a la gubernatura. El premio de consolación sería una diputación plurinominal para su Tigger.
Por su parte, con diligencia y precisión, Lenin Pérez guía a la UDC y al PVEM por caminos seguros.
Su meta es cimentar su presencia en las regiones Norte y Carbonífera; alcanzar diputaciones plurinominales y mantener el registro partidista.
Nota: El autor es Director General del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.
