La primera tragedia:
Un México bronco, marginado de toda esperanza y a punto de estallar eligió a AMLO como su tabla de salvación para reciclar su desamparo histórico: AMLO y la 4T resultaron ser igual o peor que sus antecesores.
La segunda tragedia radica en la respuesta a esa maltrecha esperanza morenista, de las clases medias, altas y partidos políticos: reciclar–sin reinvención o autocrítica - las alternativas de ese período neoliberal que facilitaron la victoria de AMLO.
Bajo el grito de “estábamos mejor cuando estábamos peor”; FRENA, “Sí por México” y “Va por México (PAN-PRI-PRD)” buscan –sin programa o ideas claras, ganar el Congreso (2021), acumular fuerzas para la revocación de mandato (2022) y triunfar en las elecciones presidenciales (2024).
FRENA es la visceralidad de la ultra derecha conservadora sin alternativa programática; desde el centro-derecha, “Sí por México” es una idea “progresista” sin madurar y “Va por México (PAN-PRI-PRD)”, en el mismo tenor ideológico, es una máquina generadora de “cartuchos quemados de la farándula o del deporte, de rémoras de la subcultura política o de nomenclaturas de la dirigencias partidistas”.
Por ello, en el mejor de los casos, ciudadanos y partidos políticos reimplantarían, de manera acrítica e impaciente, un modelo neoliberal dañino –en muchos sentidos- para el bien común del país.
Esta es la segunda tragedia: luchar contra la 4T, abrazados de las élites económica y política que tanto daño hicieron al país durante 37 años, para regresar a sus brazos.
La tercera tragedia está ligada a la anterior; sí triunfara esa resistencia ciudadano-partidista contra la 4T, ésta no sería capaz, por su falta de autocrítica y conservadurismo de proponer una alternativa de país a la altura de las expectativas de ese México marginado histórica y socialmente:
sin pobreza, sin corrupción e impunidad. Ávido y urgido de esperanza por generaciones.
En esas tres tragedias, México se hunde para construir esa esperanza que se le escapa, de manera dolorosa, entre sus amorosas manos.