¿Dudarían los partidos políticos en tener una mujer como candidata a la gubernatura? Si dudarían.
Porque la estructura de los partidos políticos refleja la estructura patriarcal de la sociedad.
Algún día, un historiador o sociólogo, hombre o mujer, contará la historia de las militantes partidistas y de sus esfuerzos por sobresalir al interior de sus partidos y tener el trato que se merecen como mujeres y militantes.
En todos los partidos políticos, los militantes hombres las tratan de manera desigual sin importar sus experiencias, capacidades y competencias.
Existe un techo de cristal “acerado”, para mantenerlas en posiciones no relevantes o en puestos de elección secundarios.
Recordemos “las Juanitas”: tan pronto ganaban su cargo de elección popular, renunciaban para dar espacio a sus suplentes hombres.
Esa situación ha cambiado, poco a poco, porque muchas mujeres militantes empiezan a mirar ese techo de cristal “acerado” como un tema de género y, por tanto, un límite necesario de romper.
Pero el trecho por recorrer es largo, por 3 razones: (1) la estructura partidista es patriarcal y machista por definición. Y los militantes hombres no compartirán sus privilegios con facilidad. (2) Muchas mujeres militantes compiten con los hombres y otras mujeres militantes con una mentalidad patriarcal y (3) la importancia de mirar esta cuestión como un tema de género, apenas despierta entre mujeres militantes, apoyadas por modificaciones constitucionales a nivel estatal y federal en esa dirección.
Por ello, bienvenida es la propuesta del INE para que “un máximo de 8 de las 15 candidaturas a las gubernaturas de los partidos políticos y coaliciones sean mujeres en las elecciones de 2021”.
¿Quiénes se oponen a esa propuesta por un tecnicismo legaloide? Los grupos parlamentarios del Senado (integrado por hombres y mujeres de Morena, PAN, PRI, PV, MC, PRD y PES).
Pero las mujeres militantes no se sorprenden. Son los mismos de siempre.
Y lo saben: crecerán y superarán las resistencias, más temprano que tarde.