¿Qué sucedería sí alguna de las hijas de las Diputadas o Diputados Locales de Coahuila fuera víctima de violencia cibernética e imágenes íntimas suyas fueran distribuidas sin su consentimiento?
Esta pregunta no es cosa menor: la violencia cibernética contra mujeres “causa daño psicológico y emocional, refuerza los prejuicios, daña la reputación, causa pérdidas económicas y plantea barreras a la participación (de la mujer) en la vida pública y puede conducir a formas de violencia sexual y otras formas de violencia física”.
Por ejemplo: el 27 de febrero de 2019, la monclovense Jaqueline Martínez, de 19 años, se suicidó porque imágenes íntimas de su persona, fueron difundidas sin su consentimiento a través de “Los packs de Monclova”.
¿Imaginan ustedes el dolor, la angustia y la pérdida de reputación sufrida por las estudiantes de Jurisprudencia de la UAdeC cuando fueron víctimas de “los packs de Juris”?
El Informe para la Relatoría especial de la ONU amplia esta lacerante realidad: “Las mujeres jóvenes, de entre 18 y 30 años, son las más vulnerables en los espacios digitales.
El 40% de las agresiones son cometidas por personas conocidas por las sobrevivientes y el 30% por desconocidos.
Hay 3 perfiles de mujeres que viven esta forma de violencia: mujeres que viven en una relación íntima de violencia, mujeres profesionales con perfil público que participan en espacios de comunicación (periodistas, investigadoras, activistas y artistas) y mujeres sobrevivientes de violencia física o sexual”.
¿Tendrán ya alguna respuesta Diputadas y Diputados? ¿Todavía no? Pues la probabilidad de que sus hijas sufran esta violencia es alta: “según el INEGI, (en 2015) al menos 9 millones de mexicanas (habían) vivido esa experiencia”.
Por esta razón, les exhorto a aprobar en este período ordinario, el proyecto de reformas integrales y penales para sancionar la violencia cibernética contra las mujeres, que bien podrían ser sus hijas mañana. ¿O hay otra opción?
Nota: Gracias Red de Mujeres por la información usada en este texto.