No le dan la importancia que tienen.
Monterrey y su Área Metropolitana es un espacio geográfico lleno de baches, protuberancias y desviaciones mal implementadas; pero sobre todo los baches representan un daño moral, político, físico y económico, y creo que debe dársele su debido nivel en el proceso de vialidad, de innovación y de participación política.
Es increíble que en esta ciudad logramos un convenio para instalar una megafábrica que produce carros eléctricos muy elegantes y de muy fino diseño, que en muchas partes de Estados Unidos ya se manejan solos.
Pero estos avances no pueden lograrse aquí porque estos carros son sensibles a la trepidación crónica que los golpes producen en sus amortiguadores y además sus llantas, rines y demás componentes del carro sufren crónicamente el golpeteo y no hay todavía solución que se haya implementado a nivel multimunicipal.
Recientemente apareció una innovación de carácter física-química que parece asegurarle a los pavimentos mayor firmeza y durabilidad, para que no tengan la delgadez que tienen los actuales que, con cualquier humedad simplemente se van desbaratando sus componentes y se generan los horribles agujeros que impiden a los carros transitar en libertad; que son peligrosos por las desviaciones que hay que hacer y que además representan una falta de confianza política en los municipios, pues la gente los sufre cotidianamente y siempre culpa al alcalde correspondiente.
Este problema no es mínimo y debe ser considerado como de alta prioridad en los compromisos que hacen los alcaldes en cuanto a la vialidad en sus municipios, en coordinación con el Estado, para tratarlos con los métodos más modernos y lograr así mejorar la imagen de nuestra Área Metropolitana, evitando tantos daños en los vehículos, que además son muy difíciles de reparar, pues cada municipio tiene sus características y sus fórmulas de reclamo que, como muchas cosas, no están integradas.
Descartes: Pienso, luego existo… los baches producen o quitan votos y es obligación de las autoridades evitarlos.