La muerte no existe, cambia la energía.
Ayer se celebró el aniversario del nacimiento, cronológicamente seleccionado, de Cristo y empezaron los rituales correspondientes a la Navidad, que están llenos de amor y de la doctrina de entrega total del ser, al verbo, del cual emergió la historia del cristianismo, en particular y en general, de la época que se describe en el Nuevo Testamento y que corresponde a diferentes interpretaciones y a connotaciones semejantes del islamismo, del budismo y del brahmanismo, así como de otras religiones en las cuales todo se centra en el amor y jamás en el odio.
Las cosas han cambiado y por eso, en el transcurso del tiempo uno va transformando su energía en células vitales, señalándose que lo único que no cambia es el cambio mismo, porque cada milisegundo del tiempo o cada año, como se festeja, las cosas son diferentes al año anterior y la energía va transformándose, como dijo Lavoisier, físico francés que señaló que la energía no se destruye, solo se transforma.
De ahí la teoría física de la posibilidad de la inmortalidad, porque ningún día o segundo es igual al otro, pues la energía va transformándose y aún en la muerte, lo ignoto, sombrío y triste en que termina este proceso, que es en las cenizas, tienen energía, porque esa misma cambió a través del tiempo, no solo en lo individual, sino también en lo social, en lo histórico, en los rituales costumbristas de la sociedad y en fin, como dijo alguien del mundo político, hay que cambiar lo que hay que cambiar y conservar lo que hay que conservar.
Esto hay que hacerlo bien porque si no cambiamos lo que tenemos que cambiar, la vis a tergo cambia por nosotros y así perdemos la capacidad única, que tiene el ser humano, de la creatividad y de transformación del medio ambiente, así como de la belleza que se plasma en la cultura.
Yo les deseo a todos que se adapten al cambio. Y les recuerdo que la energía está presente, a veces ultrasónica o a veces llena de un ritual nuevo de la física moderna, pero siempre presente y si la ubicamos en las frases de Cristo, encontraremos siempre un mundo mejor, amoroso, que nos enseña todos los días a ser diferentes y mejores.
Descartes: Pienso, luego existo… Los tiempos cambian inexorablemente y la energía no se destruye; solo se transforma.
Luis Eugenio Todd