El asilo del presidente Evo.
México siempre ha dado la bienvenida a los perseguidos políticos y los mejores ejemplos son Trotsky y la inmigración española durante la dictadura de Francisco Franco en España, que alimentó nuestra clase intelectual y universitaria. De lo anterior tenemos constancia histórica y diplomática. Esto es lo bueno y por eso recibimos al presidente Evo Morales.
Lo malo es que él señaló que iba a continuar haciendo política y esto viola el Artículo 33 de nuestra Constitución, que señala que ningún extranjero puede inmiscuirse en asuntos políticos dentro del país. Por lo anterior, Evo tiene que meditar sus declaraciones y AMLO debe ser muy cauto en señalar qué se acepta y qué no se acepta de las opiniones de alguien que no es nacional.
Lo feo del tema es que la bienvenida a este presidente, que está aliado con Cuba, Nicaragua y Venezuela, une a México con un grupo al que nuestro país no pertenece ideológicamente y esto va a generar el encono de nuestro vecino del norte que, seguramente, va a reaccionar, en términos económicos, en contra de nuestro país.
Descartes: Pienso, luego existo… Ojalá lo feo no se meta en nuestra bella nación.