Estamos viviendo en México lo que existe hace tiempo en Europa.
La globalización nos trajo muchas ventajas, sobre todo para la sociedad del conocimiento, la competitividad internacional y el incremento de la productividad, y también nos trajo muchos problemas como la transculturización, la invasión de la intimidad social a través de las redes sociales y la pérdida de identidad nacional, porque ahora todos sobrevivimos en lo económico y en lo social, al margen de origen, nacimiento, historia o etnología.
Por eso no debe asustarnos que ahora los centroamericanos, que están más pobres que los pobres de México, hagan lo mismo que están haciendo en Siria y en muchos países africanos, que al sentir el hambre y la falta de trabajo, así como la inseguridad, están emigrando a los países europeos.
En México tenemos ahora una caravana de migrantes centroamericanos y Trump, aunque no lo reconozcan los encargados del poder, nos está empujando a tomar una actitud semejante a la de él en contra nuestra, acusándonos de violadores, bandidos y amenazando con que va a poner el ejército en la frontera. Todo esto afecta a nuestra nación, pues los migrantes solo quieren llegar a lo que ellos piensan es el sueño americano.
Mi opinión es que la adaptación implica supervivencia y que debe iniciarse un proyecto más humano, por supuesto racional, de diálogo y concertación, y a pesar de que tenemos muchas carencias, podemos ser el equilibrio entre Centroamérica y el fundamentalismo de nuestros vecinos del norte.
Descartes: Pienso, luego existo. Estamos pagando el precio de la globalización. No nos asustemos.
La globalización paga el precio de la migración
- Ciencia y política
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Luis Eugenio Todd
Ciudad de México /