El alcalde no lo quiere.
La verdad es que no entiendo por qué un municipio que se precia de ser de alto nivel económico y cultural, no quiere aceptar un regalo, aunque tenga algunos pormenores y condiciones para esa dádiva generosa, que inyectará más cultura, que mejora la actitud sensible de todos los sampetrinos y también de los regiomontanos, que podrán asistir libremente a ese recinto.
Yo entendí las trabas que le pusieron previamente, porque era un gasto grande para el municipio. Pero ahora que Mauricio ya decidió bajar sus requerimientos financieros y aportar el museo sin muchas limitaciones, el municipio debe aceptarlo, porque es una rica inyección de uno de los elementos fundamentales para una gran ciudad, la riqueza cultural.
Ahora Mauricio dice que va a llevarse a España sus famosos techos, que son joyas de la arquitectura medieval, y eso sería vergonzoso para nuestro municipio y estado. Mauricio tendrá muchos defectos, pero si no hay Milarca, los techos mudéjar se van a ir y nos vamos a quedar “sin Juan y sin las gallinas”.
Descartes: Pienso, luego existo… Los museos son una riqueza espiritual. No seamos agarrados en eso.