No hay aviso de los cortes.
Todos estamos conscientes de que hay que hacer un sacrificio y tener cortes programados de nuestras necesidades del vital líquido, que es el agua. También vemos los esfuerzos del director por recabar líquido de los pozos industriales, convencerlos de que usen solo los no potables y, en fin, un sinnúmero de aspirinas que se están dando para salvar transitoriamente el enorme problema de la carencia del agua.
Todavía no observamos, a pesar de la realidad, algún proyecto o programa, a largo plazo, para evitar estas situaciones que fueron advertidas desde hace más de 15 años por expertos internacionales y que, por motivos políticos, no han sido resueltas con la única solución a largo plazo: traer agua del Pánuco, o rezar a la Virgen de Guadalupe para que nos envíe un ciclón.
Yo siento que hay buena intención en los directivos de Agua y Drenaje, pero falta un método programado, correctamente, para avisar por los medios de comunicación y los de informática que tiene el gobierno, cuándo van a ser los cortes, para estar preparados y no hacer frente a la tragedia hogareña que es la de bruscamente saber que no hay agua, a pesar de que el gobierno programó fechas para todos los municipios. Eso no ha sucedido y la carencia de agua es mucho más severa en los barrios humildes, pero también lo sufren los de alto ingreso económico.
Y todo esto es por falta de información y comunicación, que es el secreto de la época contemporánea y que debería ser utilizado por la compañía Agua y Drenaje para hacer saber exactamente cuándo y a qué horas van a cortar el agua y así hacer que la gente se prepare, pues es una tragedia hogareña encontrarse bruscamente con que no hay agua para tomar, ni para los inodoros; y todo eso repercute más en las áreas de la pobreza, lo que es contrario a la justicia social y la seguridad, que son los elementos que justifican la existencia del Estado moderno.
Descartes: Pienso, luego existo… Qué les cuesta avisar cuándo se va a cortar el agua, exactamente los días y los horarios, para lograr que se acepte, con resignación, lo que está manejándose con anarquía y que, por supuesto, genera quejas de los ciudadanos, lo que repercute en la buena imagen del gobierno.
Luis Eugenio Todd