La Universidad imprime su recuerdo y su figura.
La semana pasada asistí a un evento organizado por el rector Rogelio Garza Rivera, en que se develó una estatua del arquitecto Joaquín A. Mora, que fue rector de la Universidad de 1958 a 1961, y quien combinó su capacidad plástica, por ser un gran pintor y su humanismo universitario, habiendo sido el hacedor de la visión de Raúl Rangel Frías en el tema de la educación y la cultura.
La UANL con cariño recordó que el arquitecto fue el que inició la construcción de múltiples áreas en la ciudad universitaria y en la Facultad de Medicina, así como en el estadio Universitario. Además continuó la obra cultural, profunda y la visión helénica humanista de Rangel Frías, siendo entonces uno de los rectores que marcaron la pauta de la máxima casa de estudios.
Reitero mi admiración por el arquitecto, quien firmó mi título de médico cirujano, y felicito a su familia porque su recuerdo quedará para siempre en los ámbitos de la ciudad universitaria, generando una bella nostalgia por quien fue un gran personaje de nuestra UANL.
Descartes: Pienso, luego existo… Hay hombres que dejan huella: el arquitecto Mora es uno de ellos.
