Dos lágrimas: gran personaje
Recibí de parte de Alberto Santos Boesch un video que hicieron en memoria de su padre, el que hizo resurgir, en mi conciencia, los recuerdos imborrables de un gran hombre que modificó la vida de gran cantidad de personas, de todos los sectores de la sociedad. Durante el video aparece el personaje, con lágrimas en sus ojos, añorando a su papá y mostrando el cariño contagioso, que fue el factor fundamental de su liderazgo, que extrañamos, y de su capacidad filial, que gozamos en momentos importantes de nuestra vida.
En el video aparecen empresarios que tuvieron mucha amistad con Alberto. Igual que deportistas, gente con participación social solidaria, políticos, gobernadores, ex presidentes, y en todos ellos hay un común denominador de cariño y de experiencias compartidas, que muestran que el hombre no solo es producto de su destino, sino que puede modificar éste en beneficio de los demás.
A mí en lo particular me tocó recibir de él comprensión, cuando los conflictos de la UANL la alejaron del sector industrial y él influyó con los empresarios en la valoración axiológica y el respeto a la importancia de la institución.
También cuando había que recuperar un territorio que estaba invadido, en contra del estado de derecho y que era un problema político y social, me acompañó para iniciar el puente de comunicación con el grupo de Tierra y Libertad. Lo anterior tuvo un efecto profundo en el retorno a la legalización de personas que buscaban la justicia, sin respetar el derecho.
Del deporte, gracias a él y a que los Rayados y los Tigres jugaban juntos, se pudo hacer lo que ahora llaman “la mejor afición de México”. Y en la política, como diputado y como senador, Alberto mostró independencia absoluta y fue ejemplo de cómo existen, como diría Díaz Mirón, plumajes que cruzan el pantano y no se manchan.
Las lágrimas que vierte al recuerdo de su padre muestran que, dentro de ellas, está Alberto: emoción, servicio social, amistad compartida con muchos y una huella permanente en su país, al que tanto quiso.
DESCARTES: Pienso, luego existo… Cómo lo extrañamos ahora y cómo lo necesita el país; su familia debe estar orgullosa...
