El razonamiento objetivo, es decir; el que analiza los datos y deja de lado las emociones, es algo que apareció hasta muy recientemente en nuestra historia evolutiva humana, (calculada en alrededor de 200,000 años) y fue apenas hace 400, que por el año 1680 gracias al desarrollo del microscopio, se descubrió la existencia de los microbios, antes de eso, durante los 199,600 años restantes desde que andamos los humanos sobre la tierra, nuestro razonamiento era presa fácil de la superstición, por lo que las calamidades que padecíamos se atribuían a los dioses y otras figuras esotéricas.
Si evolutivamente los humanos somos unos “recién llegados” al razonamiento lógico, tal vez sea por eso por lo que el mundo está como está, en donde el charlatanerismo religioso o político, manipula fácilmente a una sociedad que incapaz de pensar objetivamente, acepta como cierta cualquier cosa que alimente primero sus necesidades emocionales.
Es curioso como con facilidad aceptamos que tenemos que visitar al médico cuando algo nos duele, o llamar al mecánico si el auto no funciona, o bien cuando los grifos gotean buscar al plomero etc., pero tratándose de religión o política, nos resulta muy difícil aceptar que no contamos con las herramientas adecuadas para su análisis, entonces con frecuencia opinamos, argumentamos y afirmamos ideas que dichos charlatanes nos han instalado previamente en nuestras cabezas, utilizando hábilmente la vía de las emociones.
Por si esto fuera poco, tal parece que en esta época que vivimos llamada de “post-verdad”, la idea de “lo que es verdad” carece de importancia o en el mejor de los casos, la verdad se ha relativizado al grado de que suele escucharse que:
“cada quien tiene y cree su propia verdad”, olvidando que para que una comunidad funcione, es preciso compartir convicciones sustentadas y comunes.
Este caótico coctel termina por generar en la mente de las masas una incapacidad para interpretar lo que sucede, una distorsión de la realidad que es el caldo de cultivo idóneo para toda clase de manipuladores políticos y religiosos.