En diferentes ocasiones hemos comentado respecto de tratar de cambiar nuestro enfoque, en el sentido de buscar oportunidades en los problemas a los que nos enfrentamos cotidianamente.
Todos los días (desde hace años) escuchamos quejas, se llevan a cabo manifestaciones en todo el mundo, se dilapidan cantidades impresionantes de dinero y recursos de todo tipo, para señalar el impacto negativo de los plásticos en nuestra vida diaria.
Pocos son los esfuerzos que se llevan a cabo para demostrar lo extraordinariamente útiles y benéficos que han sido los plásticos en los últimos 100 años.
Si revisamos qué tan presentes están los plásticos (de todo tipo) en nuestro día con día, nos sorprenderíamos de la enorme dependencia que tenemos por tratarse de un material de tantas y tantas aplicaciones.
Hemos sido omisos al no reconocer que el problema no son los plásticos, el problema reside en la forma en que disponemos de ellos; al ser tan baratos y de tan fácil acceso, los dilapidamos y los desechamos de manera irresponsable y hasta criminal.
En un artículo publicado en Reuters se muestra a una startup egipcia que está convirtiendo todas las bolsas de plástico que son desechadas en pequeños bloques sólidos tipo mosaicos o adoquines, que son utilizados para pavimentar calles en El Cairo.
La empresa Tylegreen acumula, al día de hoy, más de 5 millones de toneladas de desechos plásticos callejeros convertidos a estos bloques de pavimento, y tienen la meta para 2025 de llegar a 5 billones de toneladas de plástico reciclado.
Egipto es uno de los peores contaminadores de la región mediterránea, con alrededor de 74 mil toneladas de desechos plásticos que ingresan al mar por año, según un informe de 2020 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una organización sin fines de lucro.
Pues esta empresa está decidida, no solo a revertir esa acción de desechar y contaminar el mar; está teniendo éxito en transformar un gran problema en una aún más grande solución, y no solo eso, además está agregando valor al producir un material esencial en la construcción de infraestructura básica, como lo es pavimentar calles, con un material más barato, ecológico y nuevamente reciclable al final de su vida útil.
Con acciones de este tipo, podemos no solo detener el cambio climático; podemos mejorar muchísimo el medio ambiente.