En nuestra visita semanal a Singularity Hub, nuestra amiga Vanessa Bates nuevamente nos emociona con un editorial sumamente interesante, respecto a la captura de CO2 directamente de la atmósfera, que es algo que se ha venido haciendo ya en los últimos años.
Sin embargo los volúmenes que se han podido obtener están muy por debajo de lo que requerimos para verdaderamente disminuir el impacto y el efecto de cambio climático que hemos provocado por la generación desmedida de gases de efecto invernadero.
De acuerdo con información de la Agencia Internacional de Energía, actualmente hay 18 plantas de captura directa de aire en funcionamiento en todo el mundo.
Estas plantas se ubican en Europa, Canadá y los EU, y la mayoría de ellas usan el CO2 con fines comerciales, y algunos lo almacenan para toda la eternidad.
Este procedimiento de captura directa de aire es una tecnología muy controvertida, es muy costosa y gran consumidora de energía; de hecho, cuando se compara la cantidad de CO2 capturado, con su costo, los expertos cuestionan fuertemente la viabilidad económica de dichas plantas.
Pues bien, un equipo de investigadores de la Universidad de Lehigh en Pensilvania y la Universidad de Tianjin en China, desarrollaron un material super absorbente, capaz de capturar carbono en un volumen tres veces superior al que hoy se consigue.
Comenta Vanessa: “El equipo de Lehigh-Tianjin creó lo que ellos llaman un sorbente híbrido. Comenzaron con una resina sintética, que empaparon en una solución de cloruro de cobre”.
El cobre actúa como catalizador de la reacción que hace que el CO2 se una a la resina, haciendo que la reacción sea más rápida y consuma menos energía. Además de ser mecánicamente fuerte y químicamente estable, el sorbente se puede regenerar utilizando soluciones salinas, incluida el agua de mar, a temperaturas inferiores a 90 grados centígrados.
Utilizando este sistema los investigadores están convencidos que, al utilizarse a gran escala, el proceso de fabricación del absorbente sería escalable fácilmente y mucho más económico, añadiendo el hecho de que el costo por energía de captura sería infinitamente más bajo.
La Agencia Internacional de Energía, en su informe al cierre de 2022, establece que para 2030 requerimos estar capturando 85 millones de toneladas de carbono, si realmente aspiramos a lograr detener los enormes impactos del cambio climático.
Se antoja una tarea titánica; lo importante es que contamos con la tecnología para hacerlo posible.
Luis Apperti Llovet