Escribo esta carta para aquellas mujeres y hombres quienes han atravesado por diferentes etapas de la vida.
Han tenido poder y el poder es peligroso. Conduce al hombre a la soberbia, a la arrogancia y acaba por cegarlo.
Otro enemigo del hombre es el miedo--miedo que paraliza, enferma y mata.
El miedo conduce al hombre a vivir en la zozobra y en la parálisis. Es un flagelo que consume y lo torna agresivo.
El otro es la vejez realidad inobjetable…a la que por fuerza todo hombre habrá de enfrentarse en algún momento. Los años pasan sin siquiera sentirlo y se nos van como de rayo.
Y así también como de rayo, sobreviene la muerte.
El cuarto enemigo natural del hombre es la claridad. Las personas que llegan a tenerla alcanzan el don de la sabiduría.
La claridad hace que las personas alcancen un mayor grado de conocimiento de sí mismas y con ello, una mayor complejidad en los procesos de la vida.
El hombre mira hacia atrás y se percata de su realidad y hace un recorrido a través de la misma
Y mira hacia el futuro y no es capaz siquiera de imaginárselo.
No obstante, con mucha frecuencia le resulta muy difícil ver y percibir el momento presente
Y es precisamente ahí…ahí mismo en donde el ser humano se sitúa siempre de frente a la realidad.