La vida me ha enseñado, que no tenemos la más mínima seguridad ante algo. La vida nos pone siempre frente a situaciones límite y son éstas las que nos han permitido crecer, erigirnos sobre nuestros dos pies y ser capaces de levantarnos y avanzar...seguir de frente sin mirar atrás.
La gente va y viene y son muy pocas aquellas personas quienes permanecen cerca de nosotros para siempre.Caminan circulan a nuestro alrededor, deambulan y se marchan…están en nuestras vidas un instante y se esfuman…vuelan, se marchan.
Hay sucesos en la vida que nos sorprenden y aquello que podría parecernos una catástrofe, aparece ante nosotros como una condición de posibilidad que nos permitirá explorar nuevos caminos y atracar en nuevos y mejores puertos.
Construirse a uno mismo es la tarea. Es verdad que hay cosas que es imposible cambiar…no podemos cambiar nuestra genética y por lo tanto nuestro temperamento, pero sí podemos modificar nuestras actitudes y conductas…podemos hacernos conscientes de ello y de esa forma asumir diferentes pautas de comportamiento y así mejorar nuestra calidad de vida en todos los ámbitos de la misma.
No importa qué edad tengamos, siempre nos es posible dar el salto, romper con viejos moldes y renunciar—descodificar toda aquella información que trans-generacionalmente hemos ido almacenando.Nuestras vidas no tienen por qué traducirse en una experiencia de compulsión a la repetición…en una viva expresión de la “Ley del eterno retorno”…en un más de lo mismo.
Tenemos una sola vida, una sola existencia y hemos venido a ella a ser felices, de tal manera que todo aquello que nos estorbe deberá ser removido de la misma.No cabe ahora rumiar pensamientos parásitos o recordar el pasado.Andar como borriquillo duro que dale y duro que dale dándole una y otra y otra vez vueltas a la noria. La vida es otra cosa.
Y no es el otro o la otra quienes tienen que cambiar y tampoco es nuestro entorno el que por fuerza tendrá que modificarse.Es verdad que el ser está siempre sujeto a la acción de lo contingente.
Y cuando aquel que tiene un sueño lo ve…es seguro que habrá de lograrlo y si acaso no lo lograra, morirá en el intento.
Todos nos merecemos una tregua, hacer un alto en el camino y descansar…detenernos por unos instantes a fin de ser capaces de enderezar el rumbo. Ir a más…siempre a más hasta vencer.
Nos ladrarán los perros y nos apedrearán.…y mientras tanto a fuerza de golpes y martillazos iremos en ascenso cuesta arriba y siempre mar adentro…siempre a más hasta poder asir con ambas manos, esa estrella siempre fugaz…siempre distante…siempre evasiva.
Hasta poder gritar al cielo. ¡Te he alcanzado!