Hoy me ha tocado escribirte a ti amigo mío, a ti quien por momentos has sentido que la vida le ha abandonado y que no hay algo más por hacer. A ti de quien he escuchado decir, que Dios le ha dejado solo…solo. A ti quien ha perdido todo lo material y se ha quedado con nada o con muy poco.
Lo único que quiero decirte es que no estás solo, siempre tendrás un techo bajo el cual protegerte, una frazada que te cubra, un plato de comida caliente y muchos corazones siempre cerca de ti.Tú solo acuérdate que hoy he escrito esta carta pensando en ti…tanto como ahora pienso.No hay mentira más grande que aquella que nos dice, que nosotros hemos sido arquitectos de nuestro destino.
La vida es un capricho—apuesta a ciegas, así como llegamos a la misma, así nos retiramos…nos marchamos, nos vamos lentamente o de repente. Lo único que es realmente cierto, es que no existe el pasado, porque es lo sido...lo inmutable e inamovible. El futuro es tan incierto, como lo fue ayer. Tenemos el instante y solamente en él radica la perfección.
Amigo mío, no te gastes ni te afanes pensando acerca de lo que será de ti a dónde habrás de ir o quién te irá a cuidar cuando seas viejo.Sitúate en el aquí y en el ahora y construye para ti una vida nueva, haz de tu existencia una nueva aventura y siempre ten en cuenta lo siguiente. Para ti lo mejor está por venir, mantente firme y fuerte y lucha contra toda esperanza, no pierdas la alegría ni por asomo.
Vuelve a empezar y ya verás, como al final habrá de coronarte el sol.Constrúyete desde tu circunstancia actual y edifica tu vida con fe y con voluntad, ya no habrá más quebrantos te lo aseguro, ya no sufrirás más, ya no más.
Ahora eres más sabio y ya has aprendido la lección. Sin duda alguna habrás de cometer errores pero nunca los mismos.
Y ahora a dormir amigo mío, que mañana te espera…la esperanza.
