Cultura

Paraíso en la Tierra

  • Taller Sie7e
  • Paraíso  en la Tierra
  • Laura Olivia Hernández

¿Existe un límite para la creatividad? Por los valles, el desierto, la pradera, vuela un águila, sus alas se expanden vigorosas, diáfanas, libres. Su mirada, absorbe el agua cristalina, dulce, y en ella se impregna un rojo carmesí, sangre, barro, tierra. El viento se detiene ante su belleza, en sus madrigueras las liebres, con su corazón agitado, esperan como el anzuelo al pez.

En todo el territorio nacional, se expande un paisaje barroco, las ceibas, besan con sus hojas el cielo, laderas de musgo como una segunda piel, el sudor es un surco que desciende como un hilo de río por el rostro, el pecho, la espalda, humedad que pide agua. Has llegado a la Huasteca, aquí, dónde llora un violín, estalla la jarana y el ritmo de sus habitantes acompasa la espesura de su naturaleza. Sitio ideal a los ojos de un artista, que ha recorrido el mundo, lugar para un caprichoso jardín.

“Que habite el árbol en mi casa sin fronteras y aniden en mi habitación todas las aves de la selva” así lo ideó Edward James, arquitecto de la imaginación, como lo nombra, en su libro Arturo Hernández. Fotografías, poemas, crónica, biografía, líneas del tiempo, abren los espacios diegéticos, que vislumbran con sencillez, lo que fue llamado: El Paraíso en la tierra, lugar conocido como Las Pozas, en Xilitla, San Luis Potosí.

En una carta a Leonora Carrington, con fecha del 17 de enero de 1949, James le expresa que ha comprado una finca cafetalera, en un principio planeó una corte celestial de orquídeas, no sólo indígenas sino de todo el mundo, una helada lo hizo desistir y en su lugar creo pabellones surrealistas, escaleras al vacío, esculturas que se mezclan con la prodigiosa vegetación, construcciones inacabadas: “Mi casa crece como las múltiples caras de un nautilus; después de la tormenta abre otra estancia de mayores dimensiones, venida de aquel lugar más intenso de los sueños de mi infancia…donde flexionado con la cabeza pegada al pecho sentí la gracia de la primera necesidad de crecer. Mi casa tiene alas y algunas veces en el silencio de la noche canta”.

México, polifonía de voces y paisajes, en cada rincón, el corazón de la Patria inspira, al propio y al extranjero, ¿Cuántos rostros de nuestra tierra en lienzos, piedras, cristales cibernéticos? como dice Arturo Hernández para la creatividad humana el único límite es el cielo. Carpe diem. _

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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