¿No sé quién las inventó, quién nos hizo ese favor? Pregunta Arjona con su voz ronca, él mismo afirma que tuvo que ser Dios.
Salimos a las calles cada día más y más jóvenes, niñas, señoras a visualizar nuestra existencia, a exigir derechos, en coro nos vestimos de morado, como las jacarandas que revientan y embellecen avenidas enteras, jardines e iluminan el corazón de algún extraviado.
Cada una con su historia a cuestas, en su grito va el eco de tantas que no vivieron este momento tan crucial; sin embargo, aún vemos o nos damos cuenta con mayor fuerza de abusos.
Y seguimos escuchando lamentablemente frases como “ella se lo buscó” “por qué estás tan flaca, gorda, ya esa ropa no te queda”.
Recuerdo una constante en mi época juvenil, dicho por una doctora del Issste, que tuviera un hijo y me casara, ignoraba que ambas situaciones fueran una receta para recuperar la salud. Salí con más náuseas de su consultorio.
Pensando en mujeres, fui a leer una clasificación que hace Bernandino de Sahagún en su libro décimo, de la Historia General de las Cosas de Nueva España.
Este apartado trata sobre los vicios y virtudes, de cualidades y condiciones, y leemos de la hija virtuosa, de la hija viciosa, de hijos o hijas regalados, tío fiel, tío vil, de las damas nobles, doncellas, señoras de familia, mujer hidalga.
Como las “buenas” tienen muchos reflectores, les comparto un poquito del capítulo: De muchas maneras de malas mujeres.
En primer lugar, aparece de las mujeres públicas, ‹‹ anda vendiendo su cuerpo, y comienza desde moza y no lo deja siendo vieja, y anda como borracha y perdida, y es mujer galana y pulida y con esto muy desvergonzada; y a cualquier hombre se da y le vende su cuerpo por ser muy lujuriosa, sucia y sin vergüenza, habladora y muy viciosa en el acto carnal, púlese mucho y es tan curiosa en ataviarse que parece una rosa, muy aderezada, se mira al espejo, báñase, lávase muy bien para más agradar››.
Luego aparecen: la mujer adúltera, la hermafrodita, la alcahueta.
Si tienen alguna curiosidad vayan al libro, para leer un catálogo, que desde el siglo XVI nos describen en nuestra tierra.
Sigue vigente, la redondilla de Sor Juana: hombres necios que acusaís… Y shhhh silencio, casi nada se dice, como hoy, de ellos, los que se venden, golpean, violan, manosean niñas, a muchos hasta los premian. Carpe diem.